Hijo y nieto de militares, Luis López Anglada nació en Ceuta el 13 de septiembre de 1919. Pero en 1928 su familia estaba ya en Zaragoza. Allí y en Valladolid continuó sus estudios, siendo alumno en la capital castellana del famoso erudito y académico Narciso Alonso Cortés.
En 1936, al estallar la Guerra Civil, el joven López Anglada se alistó con los sublevados como alférez provisional. La suya será ya siempre la profesión de las armas, en varios lugares de la geografía española. En 1972 era jefe de Prensa del Ejército de Tierra, y se retiró en 1985 con el grado de coronel.
Su inmensa obra poética (escribió también narrativa y ensayo, por ejemplo Los ataques ingleses a Cádiz, de 1973) se abre con Albor en 1941. Poeta y militar -dualidad muy prestigiada durante la primera posguerra- la poesía de López Anglada, siempre de buena factura, abunda en sonetos y en el canto a las cosas y realidades cotidianas, ensalzadas. Estaba en una honda muy similar a la de José García Nieto y aún (menos) a la de Rafael Morales.
En 1952, fue accésit del premio Adonais con Dorada canción y, en 1961, premio Nacional de Literatura con Contemplación de España. La gente de mi generación vimos a menudo a todos estos poetas (entre ellos a López Anglada, hombre grueso y de aire bonancible) en las reuniones que tenían por las tardes en el madrileño Café Gijón. Nos parecían -allá por 1971 0 1972- poetas de otro modo y de otro tiempo con el que simpatizábamos poco: el ámbito rehumanizador de la poesía de posguerra, se llamara Garcilaso o Espadaña, revistas en las que López Anglada colaboró también. Una poesía sin misterio, sin búsquedas, noble manualidad pura. Casi todos tenían muchos premios y distinciones -«flores naturales», decíamos- de un oficialismo que nos interesaba poco. Debimos de ser un tanto injustos.
Porque Luis López Anglada (más de 50 libros de poesía, contando al menos uno inédito) no dejó de escribir y publicar, relativamente ajeno a la marcha de la poesía española, luego de la medianería de los años 60. Recuerdo entre sus obras Sonetos a Ceuta (1964), Castilla amanecía como nueva (1974), Territorio del sueño (1998), Sonetos a Urganda la desconocida y una oda al poeta Adriano (2001) y el último título publicado en vida, Lo que piensan los pájaros, de 2004.
En las antologías de la poesía española del siglo XX (e incluyo lo que puede hallarse en la Red) Luis López Anglada parece habitualmente autor de clásicos y hábiles sonetos que celebran el gozo y la pena de vivir, muy consuetudinariamente. Poemas de amor y otro que cuenta cómo se hace un Belén. En su libro Las palabras y el tiempo aparece un Soneto para el final, que será estos días muy citado: «cuando, de pronto, acabe con la muerte, / con el que al otro lado me despierte / comentaré: ¡Qué sueño tan extraño!».
Luis López Anglada, poeta, nació en Ceuta el 13 de septiembre de 1919 y falleció el 3 de enero de 2007 en Madrid.