A. LUCAS
NANCY PELOSI
La dama de marzo. En la lista de sucesión de la presidencia de EEUU ocupa el tercer puesto. Por delante tiene a Bush y Cheney, lo justo para desear que nunca pase nada por no heredar el descabellado marrón de estos dos enterradores. Ha tomado las riendas del Congreso norteamericano después de 12 años de infección. Es una demócrata de consenso, o sea, de escasa batalla. Peor es lo que había. Apuesta por ese colegueo tibio y profesional de la política cuando se decide que algo cambie para que todo siga igual (qué razón tenías, Lampedusa).
La victoria. Es la primera mujer en el centón de años de democracia de EEUU que dirige la Cámara de Representantes. Un triunfo de género. Es lo que vale.
STANISLAW WIELGUS
«Top secret». A Dios también se llega conspirando. Los caminos del Señor son de ida y vuelta, como casi todo en los asuntos de la fe. Ahí está el hoy investido arzobispo de Varsovia por obra y gracia del Papa Benedicto XVI, que tiene en su currículo teologal un cum laude en intrigas vaticanas. Su ilustrísima Wielgus fue al parecer un topo de la policía política comunista en Polonia durante más de 20 años, un carrerón, según desvela el diario conservador Rzeczpospopolita. Con esa antigüedad salen un chorro de trienios y da para muchos rosarios de secretos.
La derrota. Por la presunta colaboración (una vez más) con un régimen feroz, aunque en esta ocasión sea desde la otra orilla.
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