ATLÉTICO 0
NASTIC 0
Leo Franco
Valera
Zé Castro
Pablo
Pernía
Gabi
Jurado
Galletti
Antonio López
Agüero
Torres
Cambios: Mista por A. López (min. 46)
Pollo por Galletti (min. 88)
s.c.
Rubén
Ruz
Llera
Matellán
Mingo
Abel Buades
Generelo
Campano
Morales
Juan
Rubén Castro
Cambios: Ismael por Generelo (min. 62)
Cuéllar por Campano (min. 70)
Portillo por Rubén Castro (min. 75)
s.c.
Arbitro: Delgado Ferreiro
Tarjetas amarillas: Valera, Gabi (2), Pernía, Ismael y Morales.
Tarjetas rojas: Gabi (min. 42).
Goles: No hubo.
VICENTE CALDERON. 40.000 ESPECTADORES.
MADRID.- Venía el colista, así que estaba más o menos claro que no iba a ganar. Lo dice la historia. En el día de los Reyes Magos, carbón para el Atlético. Firmó otro partido más de los que viene despachando cuando juega en el Calderón, con la salvedad de que no le marcaron gol y por eso resultó aún más insulso. Un encuentro horroroso, dos horas perdidas y Aguirre, que había dado por cubierto el cupo de fallos en casa, a seguir meditando cómo mejorar el rendimiento cuando hay que presentar credenciales ante la afición propia. Es un punto más, pero fundamentalmente dos menos, por el hecho de ejercer como local, por jugar contra el último y por defender su puesto en Champions, que terminó perdiendo.
Llegó el descanso y en el capítulo de estadísticas había un enorme cero en la casilla designada para anotar los tiros a puerta. El Atlético no fue capaz de medir a Rubén en tres cuartos de hora largos, muy largos, ideales para haber hecho cualquier otra cosa. Aguirre apostó por lo más lógico, poner a Gabi y a Jurado para dirigir el cotarro, pero este equipo está programado para ignorar el trámite del centro del campo. Los centrales, por definición, buscan dar asistencias de gol, algo bastante complicado por mucho que el rival sea el colista y sólo haya ganado dos partidos en lo que va de Liga.
De modo que la pareja inédita siguió siéndolo en mitad de un partido aburridísimo. Para que futbolistas como Jurado se luzcan han de tener la pelota, y al Atlético le quema. Además, en el caso de Gabi, suele interpretar mal los movimientos de un pivote, y se acerca a los rivales en lugar de alejarse de ellos para recibir con comodidad. Así que el grupo opta por correr con balón por delante, con el extra de precisión que eso requiere. Lo único que mereció algo de atención, y durante el primer cuarto de hora, volvió a ser Torres, de nuevo alejado del área pero de nuevo bien. No hay quien lo pare si agarra un balón en la banda y busca la línea de fondo, empeño al que ayudan dos centrales como Llera y Matellán, una especie de tractores a los que les cuesta mucho darse la vuelta.
Para cerrar el círculo, las bandas apenas tienen longitud. Trató de corregir eso Aguirre en la reanudación, quitando a Antonio López y metiendo a Mista. Antes, durante el primer tiempo, el único equipo que se pudo poner por delante fue el Nàstic. Probablemente le cuesten la categoría los regalos con los que obsequia a su oponente, y que permitieron las mejores opciones rojiblancas, pero durante ese primer parcial fue mejor que el Atlético. Tuvo tiempo hasta de recrearse en el toque, moviendo de banda a banda y generando ocasiones, especialmente una de Rubén Castro, que envió fuera cuando estaba delante de Leo Franco. También Campano, en una falta, pudo poner por delante a los catalanes.
De repente, en 12 minutos, Galletti, Jurado, Gabi y Pernía pusieron a la grada de pie, presta a cantar el gol. Especialmente el primero, que absolutamente solo y con el portero en el suelo tiró fuera un servicio de Agüero, que lanzó un contragolpe eléctrico nacido en un córner en contra. De repente, el Atlético funcionaba. De repente, el Atlético generaba fútbol y ocasiones. De repente, el partido parecía fácil. De repente, un espejismo. Porque el partido volvió a la dinámica del primer tiempo y el Nàstic, también de repente, dejó de pasar apuros.
Tuvo su opción también, en las botas de Ismael tras una buena jugada de todo el equipo. El cambio de sistema en los locales, con los dos mediocentros un poco más retrasados y una línea de tres (Galletti, Agüero y Mista) por detrás de Torres, no sirvió absolutamente para nada. Hubo un poco más de barullo, de ruido, eso que tanto gusta en el Calderón, que acabó sin embargo harto de su equipo. El partido se jugaba casi todo el tiempo en el campo de los de casa, agazapados a la espera de salir pitando para pillar con el pie cambiado a la defensa del Nàstic. Lo consiguió Agüero a falta de 10 minutos, pero cuando estaba solo, donde casi nunca falla, estrelló la pelota en el cuerpo de Rubén.