JOSÉ F. FERNANDEZ
LA CORUÑA.-
«No, no siento envidia del Real Madrid», dice con la boca pequeña Joaquín Caparrós con esos pelos alborotados en esa cabeza suya que no para de moverse. No es que esté más nervioso que otras veces, porque eso es imposible. Caparrós siempre parece estar nervioso, y la verdad es que ya puestos, a estas alturas, le han dado pocos motivos para cobijar más tensión.
Augusto Lendoiro no le ha traído ningún refuerzo este invierno, y no tiene pinta de que vaya a venir nada de aquí al 31 de enero, que es cuando se acaba el plazo de nuevas inscripciones. Claro, que si dentro de dos semanas, el Deportivo sigue igual de horrible, el panorama podría cambiar. Un ejemplo, especialmente comparado con el caso del Real Madrid, es demoledor: el fichaje estelar del deportivo esta temporada ha sido Riki, por el que se pagó al Getafe unos tres millones de euros.
El Madrid que llega esta noche, además de los quilates que ya tenía, vale 40 millones de euros más (Marcelo, Gago e Higuaín).
«Son un Mercedes contra un cochecito, que es lo que somos nosotros. Cada uno estamos donde estamos», ejemplificó Caparrós, que no quiso provocar ninguna pena, desde luego, aunque la llevara por dentro: «Yo disfruto con mi coche. Lo importante es que con este coche inferior lleguemos donde el Mercedes quiere ir. Eso sí, si le metemos mucho peso al coche pequeño no llegaremos, las bielas saltarán. «No podemos acceder al mercado como los demás, así que hay que tirar con esto», asume.
El técnico andaluz quiere explotar al menos la baza anímica, así que ha convocado a Juan Carlos Valerón, que se ha pasado seis meses lesionado. El canario estará en el banquillo. El Deportivo no gana un partido desde el 21 de octubre. Fue al Atlético y se convirtió en una estrella muy fugaz.
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