ELENA ISARDO
MADRID.-
Ha heredado de su padre la pasión por el fútbol, al que empezó a jugar con sólo seis años en el equipo de su barrio malacitano, el mismo en el que su progenitor y su tío se lucían como delanteros. «Los llamaban Los Mellis, porque eran muy rubios y solían llamar mucho la atención». También exhibe él melena de reflejos dorados en el centro de la defensa del Getafe, club que pagó el pasado verano tres millones de euros al desdescendido Málaga. La entidad azulona ha amortizado con creces el importe de la operación gracias a la soberbia temporada que está realizando Alexis (Málaga, 1985), convertido en objeto de deseo de equipos como el Valencia, Real Madrid, Barcelona o Milan.
«Mi representante [Manuel García Quilón], y el propio Málaga, me recomendaron que fichase por el Getafe y he acertado de pleno, porque estoy muy bien aquí», explica, para intentar centrarse en el presente y no pensar en su futuro, cada vez más cercano: «Hasta el propio presidente del Getafe dice que este club es un trampolín. Siempre dice que si viene un equipo grande y da el dinero que piden, no hay ningún tipo de problemas. Para mí es una alegría, porque se que aquí no me van a cortan la trayectoria. Todos estos pequeños detalles son muy importantes».
Afirma que la sensación de sentirse observado por equipos tan solventes no le atenaza sobre el terreno de juego: «Es un orgullo que se fijen en mí, porque quiere decir que estoy haciendo bien mi trabajo. Me da alegría para saltar al césped con enormes ganas de tocar el balón e intentar aportar algo a mi equipo».
Cuenta que desde niño siempre ha jugado en la posición de central porque admiraba a Fernando Hierro («Según su hermano Manolo, sí que me parezco a él en el campo»). Ahora su ídolo es Puyol, al que hoy se enfrentará en el Alfonso Pérez. «Tenerlo delante hoy me motiva muchísimo. Es uno de los mejores defensas del mundo y me gusta por su entrega y lucha», señala.
Criado en el Málaga, al que llegó con 10 años, Juande Ramos lo hizo debutar en Primera División con sólo 16. Pero si importante fue para su carrera el ahora entrenador del Sevilla, confiesa que a Fernando Sanz le considera su padre deportivo. «Le he tenido al lado durante las últimas temporadas y me ha ayudado muchísimo, me ha dado muchos consejos. Siempre diré que ha sido un orgullo cruzarme con Fernando Sanz en mi camino», dice sobre el actual presidente del club malagueño.
En su primer año fuera de casa, dice que echa de menos a la familia y a los amigos. «Si quieres triunfar, tienes que buscarte la vida fuera. Pensé que me iba a costar mucho más adaptarme, pero lo llevo bien. Tengo compañeros como Pablo [Redondo] en la misma situación que yo. Pasamos casi todo el día juntos y es casi como un hermano».
Sin duda, ha ayudado el ambiente que se respira en la plantilla del Getafe. «Nosotros transmitimos en el terreno de juego cómo nos llevamos en el vestuario. Todos los jugadores trabajamos día a día, porque nadie es titular ni suplente. Somos un equipo compacto, pero aquí no hay estrellas. Ese lujo sólo se lo pueden permitir el Real Madrid o Barcelona». La próxima temporada quizá pertenezca a esa extirpe de estrellas.
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