El rally más espectacular y salvaje del mundo no ha hecho nada más que arrancar, pero los pilotos ya han podido sentir en su propio pellejo la dureza del Dakar en una primera etapa, entre Lisboa y Portimao -en el Algarve portugués- de 464 kilómetros (117 cronometrados), en la que la gran cantidad de arena sobre el terreno -discurría paralelo a la playa-, la estrechez del trazado y la acumulación de espectadores han puesto en dificultades a más de un participante. Y eso es sólo el comienzo.
Carlos Sainz, que en su debut el año pasado en el raid africano se adjudicó la victoria en las dos primeras jornadas, no pudo repetir la gesta de la pasada edición y se tuvo que conformar con la tercera plaza, en una primera etapa dominado por Volkswagen. Hay que descender hasta la sexta plaza de la general para encontrar un coche en el que no figure la característica W alemana. La victoria en coches fue para el portugués Carlos Sousa, piloto no oficial con una máquina del equipo del bicampeón del mundo de rallys, superando en 2:31 al sudafricano Giniel de Villiers, segundo, y en 2:38 a Sainz. La nómina de Volkswagen la completaron el finlandés Ari Vatanen (cuarto) y el estadounidense Mark Miller, quinto.
«Esta primera etapa ha sido muy complicada, había más arena que en Africa. La pista era muy estrecha, con árboles en los laterales, incluso había algunos talados. Había que tener mucho cuidado para no arrancar una rueda», afirmó el piloto madrileño, quien no se mostró decepcionado al no repetir victoria. «Si ganas etapas es importante, pero lo importante es la carrera, incluso si la ganas sin ganar ninguna etapa», aseguró.
Los Mitsubishi, defensores del título logrado en 2006 por Luc Alphand, se encontraron en inferioridad de condiciones ante los Volkswagen, cuyo motor de combustión diesel y el turbo les permiten salir más veloces en recorridos lentos.
«Había mucha gente en medio de la pista y era muy peligroso conducir demasiado rápido. En un punto del recorrido, esquivando a un espectador, he golpeado un árbol. La verdad es que me he llevado un susto grande. Bueno, al final ha ido todo bien y he corrido tranquilo y sin cometer más errores», explicó Nani Roma, quien se situó en la séptima plaza de la general seguido de su compañero Stéphane Peterhansel (octavo). Hiroshi Masuoka se situó décimo, mientras que el defensor del título tuvo que conformarse con la decimoséptima posición después de sufrir un pinchazo durante la especial y sin posibilidad detenerse para cambiar el neumático.
En la categoría de motos, la tercera plaza de Isidre Esteve le situó como el español mejor clasificado en la general. La victoria también fue a parar a manos de otro portugués, Rubén Faria, que dio la sorpresa ante los favoritos, entre los que se encuentra Marc Coma, quien llega para defender el título logrado el pasado año.
Dada su condición de campeón, el piloto del equipo Repsol KTM tomó la salida en última posición. Prefirió no correr riesgos y, escoltado por Giovanni Sala y Jordi Viladoms, sus dos compañeros, concluyó en la decimotercera posición. «El objetivo era intentar perder el menor tiempo posible. Nos hemos encontrado mucha arena y la especial se ha ido complicando, con cada vez más roderas marcadas y muchos pilotos lentos a los que adelantar. No he querido correr riesgos y he ido tranquilo», aseguró.
La gran cantidad de arena sorprendió a casi todos los pilotos, que se vieron obligados a consumir más combustible del esperado y tuvieron que utilizar depósitos auxiliares.
Esteve, que se vio favorecido después de que la organización hiciera retroceder un puesto a David Casteu al corregir un error de cronómetro, tuvo un percance a 200 metros de la meta: «Se me paró la moto y no podía arrancarla».