Para estos niños y para los que no llegan a tener que abrir solos la puerta de su piso pero esperan horas a que llegue un adulto, la Concejalía de Servicios al Ciudadano ha habilitado un nuevo servicio en el colegio. El programa, que se llama Al salir de clase, consiste en dejar abierto un centro por distrito en el que los menores que permanezcan solos, con un horario incompatible con el de sus padres, de familias monoparentales o con escasos recursos puedan quedarse allí, jugando y educándose.

La Concejalía que dirige Ana Botella ya cuenta con un servicio de apertura de colegios los fines de semana y las fiestas. Sin embargo, la filosofía de Al salir de clase es distinta. No se trata tanto de que los niños realicen actividades extraescolares mientras esperan a sus progenitores (apertura en vacaciones) sino que, salvando las distancias, el colegio se convierta en un canguro de los menores pero dejándoles disfrutar de su tiempo libre. Es decir, los pequeños pasan la tarde en el colegio que acoge este programa, meriendan, hacen los deberes pero también juegan en el patio con sus compañeros. «Un programa de educación, cuidado pero también de convivencia entre los alumnos», aclara la concejala Ana Botella.

El programa Al salir de clase está destinado a menores de entre tres y 12 años. Muchos de los alumnos que ocupan alguna de las 630 plazas ofertadas en toda la ciudad, concretamente el 50% de las solicitudes, serán elegidos por los Servicios Sociales, teniendo en cuenta su situación de especial necesidad.

El otro 25% de las plazas, se cubrirá con los nombres propuestos por el centro y el resto corresponderá a niños del distrito que hayan solicitado el programa.

En total, cada centro acogerá a 30 menores todas las tardes con el objetivo de garantizar su alimentación (una merienda equilibrada), su educación (ayudándoles en las tareas escolares, pero sin que se conviertan en clases de apoyo) y su desarrollo (con lo lúdico como principal elemento en su evolución).

Por eso, muchas de las actividades que se van a realizar en estos colegios-canguro pretenden enseñar a los pequeños a jugar. De hecho, a pesar del poco tiempo libre de los progenitores y de la incompatibilidad de horarios, los responsables educativos proyectarán una actividad conjunta a la semana para que padres e hijos compartan el tiempo de juego.

El horario de apertura de estos colegios-canguro será desde las 16.00 hasta las 20.00 horas, cuando el pequeño tenga jornada completa, y desde las 14.00 a las 18.00 horas, en los meses en los que se produce la reducción del horario lectivo.

Para los menores que no asistan al colegio del programa, un autobús con varios monitores recorrerá la zona para recoger a los menores directamente de clase y trasladarlos al centro donde pasarán la tarde. En total, trabajarán en este servicio, 105 monitores, 63 contratados específicamente para este fin y otros 42 de apoyo en caso de que sea necesario.

Al salir de clase busca, sobre todo, conseguir una conciliación de la vida laboral y familiar que cada vez resulta más complicada. Pero éste no es el único motivo de su creación. El programa ofrece un soporte social y educativo para quienes no pueden atender a sus hijos con recursos suficientes, busca crear en los menores una forma de diversión saludable y una mayor implicación de los padres en la educación de los niños.

Además, los responsables del programa insisten en que es un modelo de prevención para los alumnos y de ayuda para sus familias e insisten en los peligros que pueden aparecer para un menor ante la ausencia continuada de los adultos cuidadores. «Ayudará en la adquisición de valores, normas, límites y respeto mutuo», explican.

En cada centro, habrá un coordinador, que tiene que ser diplomado en Magisterio; dos educadores de tiempo libre; otro más de apoyo y tres trabajadores que se ocuparán del traslado de los menores.

El Ayuntamiento ha destinado al proyecto un presupuesto de más de 1,7 millones de euros para la apertura de los 21 centros. En este primer año de funcionamiento, el cuidado de los menores costará unos 90.000 euros por colegio (casi 15 millones de las antiguas pesetas) al año.

La Concejalía de Servicios al Ciudadano ha adjudicado esta tarea a tres empresas, por un periodo inicial de 10 meses (desde el 1 de noviembre de 2006 hasta el 30 de septiembre de 2007), aunque en el contrato está previsto ya la posibilidad de una prórroga.

Además, la estructura de formación de Al salir de clase, se verá completada con el desarrollo de una actividad que envuelve el mundo de los más pequeños: las nuevas tecnologías.

Gracias a un convenio de financiación con La Caixa, la Concejalía de Servicios al Ciudadano instalará, en cada colegio que se haya acogido al programa, una ciberaula para mejorar el conocimiento y el acceso de estos menores a la red y a los ordenadores.