El problema es que en estas webs, nadie garantiza que el consumidor no sea un menor o un enfermo. Por eso, ahora la voz de alarma no la han dado las asociaciones que pretenden preservar a los menores de los riesgos de Internet, sino la propia Consejería de Sanidad que ha denunciado en los Juzgados de Plaza de Castilla lo que considera una barbarie: un concurso cibernético para perder cuanto más peso mejor en sólo dos semanas.

La Gran Competencia Ana. 4 de Enero de 2007, que así se llama esta competición, se basa en un sistema de puntos que mide el peso, el ejercicio y la alimentación que hace el concursante cada día. Pero con premios del tipo, 10 puntos para quien se pase un día entero de ayuno o restando cinco si no se puede resistir a un atracón.

No hay premios en metálicos, ni siquiera de consideración. El ganador o la ganadora se lleva una medalla, un diploma, y muchas papeletas para caer preso de un trastorno alimenticio como la bulimia o la anorexia e incluso perder la vida, si ya se trata de una persona que padece estas enfermedades, según advierte el Gobierno regional quien ha solicitado a la Justicia que paralice este tipo de certámenes.

La Consejería de Sanidad asegura que en esta competición no se protege a los colectivos más débiles, como menores o enfermos de trastornos alimenticios, y advierte de que, en que las bases de la competición, se establece un baremo de puntuaciones, con una serie de dietas, que se sitúan por debajo de lo normalmente aceptable. Es decir, ganar el torneo es incompatible con la salud, y sus efectos, devastadores: podría provocar una situación de desnutrición en una mujer normal.

La web, www.princesasdeporcelana.es.kz, abrió ayer el plazo de inscripción de la cuarta edición de este concurso, pues ya se convocó uno en agosto, otro en octubre y el último en diciembre. En su foro, los participantes podrán comprobar como van perdiendo peso para llegar al que ellos creen es el ideal y ganar cada día un diploma.

De esta forma, el ritmo de la competición obliga a los concursantes a controlar en cada momento su dieta y su ejercicio físico y a conseguir el máximo número de puntos a base de machacarse y de no comer nada.

Así, por ejemplo, ingerir más de 951 calorías al día supone no puntuar nada y tomar entre 50 y 150 calorías, nueve puntos. Claro que sólo una taza de café con leche y una cucharadita de azúcar y dos tostadas con mantequilla y mermelada ya cuentan como 430 calorías. Seis puntos en la cuenta si no se vuelve a probar bocado el resto del día.

Además, para evitar la sensación de hambre, el concurso premia beber y beber agua, un punto por cada dos vasos sin límite de líquido. Y sigue: haber resistido una tentación muy fuerte, tres puntos, y correr 10 minutos, hacer 50 ejercicios o 15 minutos de gimnasio, uno más.

La Consejería de Sanidad insiste en que las personas que ya padezcan un trastorno de la conducta alimentaria podrían dejarse la vida en el intento de bajar de peso.

«Es más, según los expertos, este tipo de pacientes presentan un perfil muy competitivo y perfeccionista, lo que aumenta su vulnerabilidad en esta clase de competiciones», según informa Servimedia.

Por otra parte, la Dirección General de Salud Pública y Alimentación, asegura que este tipo de concursos propician la inducción artificial de síntomas de anorexia, fomentando así las conductas de riesgo que, en el caso de una persona que ya haya empezado a sufrir un trastorno alimentario en cualquier de sus variedades, estas dietas salvajes podrían contribuir a desarrollarlo y agravarlo.