BENJAMIN G. ROSADO
MADRID.-
Los profesores de la Universidad Complutense de Madrid asisten al 91,1% de las clases que tienen asignadas. Son los datos que se desprenden de las encuestas que la universidad realizó a parte de su alumnado durante el pasado curso académico.
Los profesores y los sindicatos de estudiantes consideran este sistema de seguimiento docente inadmisible y que denigra la imagen del alumnado. La universidad afirma que se trata de una estimable alternativa a los tradicionales sistemas de seguimiento y evaluación del profesorado.
Este año, la Complutense pretende continuar con la realización de las polémicas encuestas panel que fueron aprobadas por el Consejo de Gobierno en junio de 2005, incrementando además el tamaño y la periodicidad de las mismas. Dichas encuestas presentan una serie de preguntas con diferentes respuestas prediseñadas (tipo test) que no hacen referencia a profesores ni a asignaturas, sino al proceder general de la clase impartida. Cada uno de los 350 alumnos elegidos al azar por la universidad y comprometidos voluntariamente con el proyecto ha de completarlas y entregarlas mensualmente. A cambio, reciben un crédito de libre elección, concesión que se mantendrá en 2007 con aquéllos que participen más asiduamente. Asimismo, se pretende poner en marcha un plan de visitas de la Inspección a los centros que superan la media en cuanto a clases no impartidas.
Información tergiversada
Carlos Andradas, actual vicerrector de Ordenación Académica, consideró tergiversada la información que difundieron algunos medios. «Es el fascinante fenómeno de la comunicación. La gente se queda más con un buen titular que con lo que desde la universidad se ha tratado de explicar de manera seria», alegó Andradas.
El vicerrector de Ordenación Académica se vio en la obligación de enviar una carta a los docentes para aclarar la situación después de que algunos, ante la amenaza de estar siendo vigilados, llegaran a arremeter contra los supuestos espías, invitándoles incluso a abandonar el aula. La misiva explicaba que el objetivo de las encuestas no era otro que «rebatir el posible efecto devastador de información falsa sobre la imagen y credibilidad de la universidad».
Según el informe de la Junta de Gobierno, las encuestas se basan en muestras aleatorias que ofrecen datos agregados y anónimos sobre la asistencia a clase de profesores. Sin embargo, este tipo de propuestas, aun preservando el anonimato de los implicados, pueden terminar fomentando el enfrentamiento entre alumnos y profesores. De hecho, un 18,4% de los participantes en las encuestas se declara contrario al anonimato de profesores y asignaturas, aunque desde la universidad insisten en que no se esperan cambios en este sentido.
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