«A la luz del caos continuo, los asesinatos y el fracaso de los organismos de seguridad en la imposición de la Ley a fin de proteger a los ciudadanos, el presidente Abú Mazen ha resuelto reorganizar esas fuerzas de seguridad y a sus líderes, y considera que la Fuerza Ejecutiva [de Hamas], sus oficiales y sus miembros están fuera de la Ley», declaró en un comunicado el portavoz del presidente de la ANP, el ex ministro de Cultura e Información Yaser Abed Rabo.

Al mismo tiempo, el presidente volvió a dejar la puerta abierta a Hamas para que integre a su milicia en las demás fuerzas de seguridad, pero matizó que la decisión debe efectuarse «inmediatamente». De no ser así, dijo, sus miembros serán tratados «como lo que son», es decir, milicianos que están fuera de la Ley.

Hace ya unos meses que Abú Mazen había propuesto integrar a las milicias de Hamas en sus fuerzas de seguridad, pero hasta el día de hoy ese proyecto no ha tenido éxito. La decisión del presidente se produce tan sólo un día después de hacerse público un documento de la Administración estadounidense que estipula que Washington proporcionará a Abú Mazen unos 66 millones de euros para reforzar sus fuerzas de seguridad y «desmantelar la infraestructura terrorista».

El control de las fuerzas de seguridad palestinas es la espina dorsal de los enfrentamientos entre los movimientos de Al Fatah y Hamas. Mientras que Abú Mazen ha hecho lo posible por mantener la voz de mando sobre la mayoría de los agentes, Hamas constituyó el año pasado su propia milicia, conocida bajo el nombre de Fuerza Ejecutiva.

Sus miembros, vestidos de negro y a menudo con voluminosas barbas, son claramente visibles en las calles de Gaza. Desde que este organismo fue formado los enfrentamientos entre ambos bandos han sido constantes.

Esta divergencia es una de las numerosas que mantienen los dos movimientos y está en el origen de la imposibilidad de Abú Mazen para formar un gobierno de unidad con Haniya que solucione la grave crisis financiera en que está sumida la población palestina debido al boicot internacional contra Hamas.

En los últimos meses Abú Mazen ha dejado clara su intención de luchar contra el movimiento islámico, incluso si sus decisiones desembocan en unas encarnizadas y sangrientas luchas por el poder.

Apoyado por Estados Unidos y por Israel, el pasado mes de diciembre su anuncio de convocar elecciones legislativas y presidenciales fue acogido con gran asombro, ya que se produjo en un momento de violentos altercados entre ambas facciones que se intensificaron fatalmente después de su dictamen.

Tras una frágil tregua que duró dos escasas semanas y el brutal asesinato hace tres días en Gaza de uno de sus jefes en las Fuerzas de Seguridad Preventiva a manos de las de Hamas, Abú Mazen ha vuelto a demostrar que irá hasta el final en su intento de derrocar al movimiento islámico y hacerse con el Gobierno.

Y una vez más, la decisión del presidente palestino amenaza con agravar las tensiones entre Al Fatah y Hamas, que ya se encuentran al borde de una guerra civil.

El movimiento islámico reaccionó con un toque de aparente ironía a la decisión del presidente palestino. El primer ministro y dirigente de Hamas, Ismail Haniya, haciendo oídos sordos a la exigencia de Abú Mazen, declaró que su Fuerza Ejecutiva ya está dentro del organigrama de las fuerzas de seguridad palestinas porque fue formada por el Ministerio del Interior, que dirige el movimiento islámico.

Doblar a sus 6.000 hombres

Mientras, el ministro del Interior, Said Siam, que ejerce de portavoz de la Fuerza Ejecutiva, Islam Shahwan, juraron duplicar el número de hombres. «La decisión que hemos tomado es la de aumentar a 12.000 el número de agentes de la Fuerza Ejecutiva», aseguró Shahwam.

«Invitamos a todos los ciudadanos sinceros a que se preparen para unirse a esta fuerza», continúo Shahwan sin precisar de dónde vendrá la financiación necesaria para aumentarla y cuándo será puesta en marcha la decisión. La Fuerza Ejecutiva de Hamás está formada actualmente con 6.000 miembros.

Abú Mazen cuenta con decenas de miles de agentes bajo su mando y espera, con la ayuda de los Estados Unidos, aumentar sus efectivos en el plazo de un año y medio.

Por su parte, el ministro del Interior agregó que la decisión del presidente palestino «es una luz verde dirigida a aquellos que están decididos a verter la sangre de nuestros miembros».

M. M.

Poco después de conocerse la decisión de Abú Mazen, la violencia se intensificó en la Franja de Gaza. Tres miembros de una familia pertenecientes a Hamas murieron en un intercambio de fuego con el clan Durmush, uno de los más poderosos de este territorio y fieles a Al Fatah. Además, cinco milicianos del movimiento islámico fueron secuestrados.

Horas antes, en Cisjordania, activistas de Al Fatah secuestraron en la ciudad de Nablús a un alto funcionario del Ministerio del Interior de Hamas que ocupaba ese puesto desde hace casi 10 meses. En Ramala, milicianos armados de Al Fatah irrumpieron en las oficinas del Ministerio del Interior y dispararon en las piernas a uno de sus directores y miembro de Hamas, al que mantuvieron secuestrado antes de conducirlo a un hospital.