Domingo, 7 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6230.
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El gran capital vasco ante 'el golpe de los coroneles'
Después del atentado más caro de ETA, los empresarios vascos vuelven a reforzar su seguridad y a rezar para que no haya un boicot español a sus productos. Los grandes están tan sorprendidos como ZP por el 30-D y piden unidad política y mano dura, cerrando las puertas a ETA hasta al menos 2009, tras la victoria de los jóvenes etarras frente a los veteranos. / Por
Carlos Segovia

En ningún momento dijeron que fueran a romper». Eso es lo que repiten en Moncloa desde el 30-D el socialista vasco Jesús Eguiguren y el ex ministro Javier Moscoso, frustrados negociadores con Josu Ternera y compañía del por ahora utópico fin dialogado de la banda terrorista ETA.

Así ha sido el calendario. Reunión con ETA hace tres semanas en la que quedaban claras las diferencias, pero, según los negociadores gubernamentales, no había ruptura. Como gesto, Alfredo Pérez Rubalcaba -que tiene a abogados del Estado dedicados a la negociación-, preparaba en paralelo un plan de acercamiento de presos, mientras el Parlamento vasco se disponía a aprobar -con apoyo socialista- casi 300.000 euros para subvencionar a lo largo de 2007 que las familias de los etarras fueran a visitarles a prisiones en Canarias o donde aún se hallen recluidos.

Al reventar la noticia de la reunión negociadora los diarios del grupo Vocento, Rubalcaba frenó el traslado de presos al País Vasco para que no pareciera consecuencia rápida del primer encuentro Gobierno-ETA. Batasuna acusó a Rubalcaba de filtrar él mismo la noticia para echar el freno y los llamados duros de la banda -como si hubiera alguno blando- ejecutaron el plan. Hasta pudieron escuchar en la radio a Zapatero el 29-D, cuando llevaban la furgoneta hacia el aparcamiento de la Terminal 4 de Barajas -gestionado por el grupo Cintra de Rafael del Pino-. Ese viernes, el presidente confirmaba en público el optimismo que él y su entorno estaban trasladando hacía tiempo a los empresarios: «Hoy estamos mejor que hace un año».

Él mismo suele decir -habla a veces en tercera persona- que uno de los hechos que más le impresionan desde su llegada a Moncloa es que «el presidente del Gobierno es el mejor informado de España». Pero no se enteró de la T-4. «Pero ni él ni nadie, nosotros tenemos más información que muchos ciudadanos y tampoco lo esperábamos», confiesa un muy relevante empresario vasco. «No creíamos que los coroneles de ETA se iban a imponer a los generales. El problema es que los Ternera y compañía se quieren jubilar, pero los jóvenes no ven, de momento, otro futuro mejor que seguir viviendo de esto». Por ejemplo, Garikoitz Aspiazu, Txeroki, presunto jefe militar de ETA, tiene 33 años, en contraste con los 57 ya que acumula Ternera.

¿Y ahora? «De momento, ya estamos pidiendo inhibidores de frecuencias contra bombas, reforzando escoltas y muy pendientes de lo que nos dejan en el buzón», asegura el citado empresario. «Los navarros nunca hemos bajado la guardia y los extorsionados se estaban pagando ya, como siempre, sus medidas de seguridad», subraya el presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), José Manuel Ayesa.

«Para nosotros ha sido un jarro de agua fría impresionante. Estamos totalmente desmoralizados», se lamenta por su parte el presidente del Círculo de Empresarios Vascos, Alejandro Echevarría. Esta asociación agrupa a las 50 empresas más importantes con presencia en el País Vasco y en sus reuniones Echevarría, Alvaro Videgain -presidente de Tubacex-, Nacho Galán -el presidente de Iberdrola- o incluso Ricardo Martí Fluxá -presidente de ITP y negociador en nombre de Aznar en la anterior tregua- mostraban alborozo la pasada primavera por el posible fin de la banda. Todavía el pasado día 14 expresaron al Rey, que les recibió en la Zarzuela, su apoyo al proceso de ZP.

Alechu Echevarría -presidente de Tele 5 y consejero del grupo Vocento- tiene claro que ETA es la responsable y que lo que se necesita ahora es unidad de los partidos políticos en la respuesta a la banda.

Su mandato en el Círculo acaba en breve y va a ser sustituido por Videgain. La corriente que circula en el gran capital vasco ahora es rezar para que no haya un boicot español a sus productos y pedir mano dura con ETA. «¿Con esta bestialidad en Barajas qué vía vas a dejar abierta? El Gobierno tiene que cerrar todas las puertas y no ofrecer nada ni en presos ni en legalización de Batasuna por lo menos en dos años», resume otro importante empresario el sentir general. En la élite empresarial vasca se daba la semana pasada por hecho que ETA anunciaría que el proceso debe continuar, pero ni caso. «Es que si sigues hablando, cada vez que no les guste algo te vuelven a poner otra bomba», comenta un directivo. «Sería insorportable».

«Lo de Barajas es un salto cualitativo, pero no un cambio, nosotros lo hemos dicho desde el primer momento», afirma el navarro Ayesa. «Salvo en agosto, que parece tomarse vacaciones hasta ETA, hemos seguido recibiendo, al menos en Navarra, entre 25 y 35 cartas de extorsión desde marzo. Por eso hemos denunciado desde el principio que la actividad terrorista continuaba». Y a peor no sólo en la T-4. «He oído comentarios de que en diciembre se estaban ya recibiendo cartas de extorsión más agresivas que en meses anteriores, aunque no he podido verificarlo aún», apunta. Para Ayesa, «es la hora de los políticos y que actúen con unidad y firmeza».

El gran capital vasco y los empresarios navarros lo tienen claro: a ETA ni agua de momento. Pero no es el caso de la patronal Confebask, que agrupa a 12.000 medianas y pequeñas empresas en todo el País Vasco a las que no interesa enfrentarse con el acaudalado gobierno de Vitoria y disponen además de menos medios que las grandes para protegerse de ETA.

El presidente de Confebask, Miguel Lazpiur, se apresuró el 30-D a condenar, por supuesto, el atentado, pero en sintonía con Ibarretxe, no quería dar por cerrado el proceso. Apuntó que «puede frustrar de forma brutal las esperanzas de paz de la sociedad vasca», pero, al tiempo, pedía a la clase política «analizar con cautela y sosiego la situación creada».

Confebask se encuentra ahora con que el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, es más duro contra Batasuna que el lehendakari. Imaz gusta en el poder económico - «con él se puede hablar, no como Ibarretxe que ni te recibe»- se queja un muy relevante empresario. Pero mientras Imaz resuelve sus diferencias con el lehendakari y Rubalcaba, con Patxi López, la Bolsa sigue indiferente a ETA. Arrancó tras el atentado con un alza del 1,56% y, por cierto, Prosegur vale un 20% más que el 22 de marzo pasado. El del alto el fuego.

carlos.segovia@elmundo.es

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