Renfe nunca ha dado explicaciones públicas de lo sucedido, pero ha tenido que asumir definitivamente en sus cuentas la pérdida de los trenes destruidos en el atentado del 11 de Marzo. Presidía entonces el grupo estatal ferroviario Miguel Corsini -en la imagen- e, inexplicablemente, los trenes llevaban tres meses circulando sin seguro. La póliza contratada con Mapfre-Musini había vencido el 31 de diciembre de 2003 y no había sido renovada. Por eso, cuando Renfe reclamó varios millones de euros al Consorcio de Compensación de Seguros por los cuatro trenes atacados, no obtuvo respuesta. El Consorcio asume la cobertura de riesgos por actos terroristas, pero sólo a los afectados con póliza en vigor con alguna compañía aseguradora. En contraste, Aena -viejo cliente del Consorcio por inundaciones y atentados previos- está en regla y va a recibir 30 millones de euros por la T-4. El atentado más caro de ETA.