La única salida «digna» que le queda a ETA tras el atentado de Madrid, según Patxi Zabaleta, es abandonar las armas para siempre. El coordinador general de Aralar y cabeza de lista de Nafarroa Bai en las elecciones autonómicas por Navarra pide a Batasuna que se desmarque de la tutela de los etarras; y defiende que esta formación abertzale se pueda presentar a los comicios.
Pregunta.- ¿ETA ha tirado la tregua y el proceso de paz a la basura?
Respuesta.- Una vez rota la tregua se hace imposible seguir con el diálogo. El atentado de Madrid supone no sólo la ruptura de una tregua, sino la imposibilidad de que pueda tener virtualidad otra, porque ETA se ha comido su credibilidad. Y otras evidencias, como el hallazgo de explosivos en Durango, la kale borroka y el robo de las 350 pistolas hace que estemos en una situación completamente diferente.
P.- ¿Se acabó el proceso?
R.- Ya no hay proceso en marcha ni nada que se le parezca. Aralar ha pedido, durante años y años, tregua, diálogo y autodeterminación. Y, efectivamente, con la tregua se abrió el diálogo, que ha existido. Ha habido una mesa entre el PSE, PNV y Batasuna. La hemos aplaudido y hemos tratado de poner nuestra perspectiva sobre la mesa.
P.- ¿Apuesta todavía por el diálogo como solución a la violencia?
R.- El diálogo tiene que seguir existiendo, pero ya no bastará una tregua. Hace falta un cese definitivo, incondicional y, desde luego, sin contraprestación política de la violencia. Si no hay eso, no se puede decir ni que el proceso sigue en marcha ni que hay que hacer como si no hubiera pasado nada.
P.- ¿Cómo interpreta la ausencia de un comunicado de ETA que pusiera fin la tregua antes de atentar?
R.- Supone la pérdida de la credibilidad de ETA. Tenía credibilidad y sus comunicados se sustentaban en una historia de respeto a la palabra dada. Mayor Oreja decía que «ETA mata, pero no miente». Ahora ha perdido ese activo fundamental en sus relaciones con la sociedad.
P.- ¿No puede ocurrir que el Gobierno no haya hablado con ETA, o al menos con toda la organización?
R.- No lo sé. Que la ruptura de la tregua se haya producido sin comunicado no es interpretable en coordenadas normales. Una estrategia político-militar sólo tiene sentido si a la vez que se prepara una acción se prepara su explicación. Por lo tanto, ha habido un disenso. ¿Han ganado los que estaban en contra de la tregua? De hecho, sí. ¿Siguen los otros en la organización y están en la dirección? Pues no lo sé. Pero la gravedad de esta crisis es de tal profundidad que de las dos noticias malísimas posibles, la menos mala sería la de una escisión.
P.- ¿Cree previsibles atentados a corto plazo?
R.- Sin duda. Que haya habido uno y que se hayan preparado otros significa que puede haber más.
P.- La de 1998 pasó a la historia como la tregua trampa. ¿Ocurrirá lo mismo con la de 2006?
R.- La tregua anterior se rompió con un comunicado en el que ETA reconocía que había sido una trampa. Los que nos sentimos engañados entonces no éramos Mayor Oreja, sino los que habíamos creído en esa tregua. Pero ahora se ha dado un paso más y la palabra de ETA ya no vale.
P.- ¿Existe alguna posibilidad de evitar más muertes?
R.- Es necesario el cese definitivo de la violencia. Es la única salida que permitiría un fin digno de ETA, no hay otra posibilidad. Las condiciones para ese fin digno son ahora diferentes a las que de hace unos meses. La lucha armada no sólo no es justificable democráticamente ahora, ni tampoco antes, sino que no es comprensible desde un punto de vista social y ni siquiera es funcional, es decir, no sirve para los objetivos que se pretende sino para los contrarios. El único camino para evitar una derrota completa es ese cese de la violencia. Eso abriría el camino para hablar de los presos, el desarme, la liquidación de la banda o su pase al mundo de la política.
P.- ¿Qué ha fallado en la negociación para que se haya ido al traste?
R.- Zapatero tuvo fuerza para haber dado pasos en abril, mayo y junio. Así hubiera sido más difícil la reversibilidad del proceso. Las protestas del PP y de sus medios afines no habrían sido muy diferentes, porque han hecho todo lo que han podido para acabar con el proceso.
P.- ¿Qué pasos?
R.- Especialmente flagrante es la política penitenciaria. Batasuna adquirió en Anoeta unos compromisos que concretaban tres cuestiones de negociación entre ETA y el Gobierno: víctimas, presos y desarme. La banda ha alabado ese acuerdo pero nunca lo ha acatado.
P.- ¿Cree posible que el PSOE endurezca su postura hasta acercarse a las tesis del PP?
R.- Volver ahora a situaciones anteriores a la tregua, y al Pacto Antiterrrorista, sería darle un salvavidas a ETA. Pedimos a Zapatero que no transija ni sucumba a declaraciones de esa índole. El PP es el único que da algún argumento a ETA.