Si las fuerzas israelíes atacan los emplazamientos nucleares iraníes, no sería el primer ataque preventivo contra una temida amenaza atómica. En 1981, varios aviones israelíes bombardearon un reactor en Irak para evitar que el régimen de Sadam Husein obtuviese armas de este tipo, informa 'The Sunday Times'.
El dictador había construido un reactor de investigación de 40 megavatios al sur de la capital, Bagdad, gracias a la ayuda de Francia. París le proporcionaba tecnología, experiencia y cerca de 27 libras de uranio 235. Temiendo que Sadam pudiera utilizarlo a largo plazo para producir plutonio apto para armamento nuclear, Tel Aviv decidió destruir lo que se conocía como el reactor Osirak.
El primer movimiento israelí se produjo en 1980, cuando estalló la guerra entre Irak e Irán: el jefe de inteligencia del Ejército instó a Teherán a bombardear Osirak.
Un par aviones iraníes atacaron entonces la instalación, pero los daños fueron menores, así que Israel decidió bombardearlo, construyendo secretamente un emplazamiento de prueba sobre el que se realizaron todos los ensayos generales.
El 7 de junio de 1981, Israel lanzó la 'Operación Opera': seis F-15I y ocho F-16I volaron hasta el espacio jordano y árabe y cogieron a las defensas del régimen iraquí de Sadam Husein por sorpresa.
El ataque consiguió su objetivo e inutilizó el reactor. Numerosos países, incluyendo Estados Unidos, condenaron entonces este asalto. Además, los partidos de la oposición al Gobierno israelí aseguraron que el Ejecutivo lo había cronometrado para que coincidiera con las futuras elecciones.
Ciertos científicos iraquíes explicaron posteriormente que el ataque alentó a Sadam Husein a redoblar sus esfuerzos para obtener armamento de destrucción masiva.
Tras varios intentos de reconstrucción de las instalaciones de Osirak, las ambiciones nucleares de Sadam se vieron disipadas cuando las fuerzas de la coalición bombardearon Osirak durante la Guerra del Golfo, en 1991.
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