Sr. Director:

Por si todavía hay quien se pregunta, sin poder evitar que se le ponga cara de bobo, qué es lo que ha fallado para que haya ocurrido lo que ha ocurrido respecto a ETA, quiero aportar, modestamente, algunas pistas.

En primer lugar, ha fallado la semántica. No es cuestión baladí. Es peligroso pervertir el lenguaje haciendo un uso inadecuado de las palabras. Y a partir de ahí, ha fallado que todavía haya ingenuos que jueguen a ser la ranita del cuento olvidando que, en plena travesía, al final el escorpión siempre revela su verdadera naturaleza. Ha fallado que lo que para unos era una tregua, para los otros era el tiempo que necesitaban para reorganizarse. Ha fallado la inteligencia, la ética, la estética y sobre todo ha fallado la dignidad.

Todo eso ha fallado. Ahí los únicos que no han fallado han sido los terroristas. ¿Cabía esperar otra cosa de esa patulea que siempre cumple su letal tarea con la sanguinaria meticulosidad de los asesinos programados? Tampoco era tan difícil imaginar qué es lo que iba a terminar pasando.

Jordi S. Berenguer. Barcelona.

Como escribió hace siglos Baltasar Gracián

Sr. Director:

Tras leer las conclusiones de su artículo de ayer domingo, he pensado en una cita (si no recuerdo mal, autoría de Baltasar Gracián) que creo sería perfecta como encabezamiento para su periódico, por supuesto referida al presidente de Gobierno: «No se ha sabido de ningún tonto que se cure».

Miguel A. González. Correo electrónico.

Zapatero nos ha engañado a todos

Sr. Director:

Estando plenamente de acuerdo con el contenido de su carta de ayer acerca de el cocodrilo y Zapatero, considero que a toda la serie de acontecimientos perfectamente hilvanados por usted se debería agregar lo siguiente:

Zapatero, desde el mismo día que asumió el Gobierno, cambió la forma de considerar a ETA en sus sucesivas declaraciones públicas. Sólo falta recordar como ejemplo las que hizo a su periódico en una entrevista acerca de la foto del pasado y la foto del futuro. Entre todas esas declaraciones, hay una que hoy nos suena especialmente indignante: la pronunció unas semanas antes de que los asesinos decretaran su tregua permanente, y decía que el principio del fin de ETA estaba a la vista.

Sí cabe decir tregua porque calificarla de trampa es injusto y benevolente, puesto que a diferencia de la anterior, ésta la consiguió Zapatero mediante la negociación con la banda. Él es quien nos ha hecho trampas a todos los ciudadanos. Espero que algún día conozcamos qué promesas hizo a ETA.

Con pena, y sin disimulo, la conclusión es que estamos posiblemente ante el mayor inepto que nunca antes gobernó España y que el retroceso al que nos está llevando costará mucho, pero que muchos años, recuperarlo, puesto que cuando se negocia con la soberanía y la libertad de un pueblo nunca se obtiene nada bueno.

Por último, sólo puedo recurrir al tópico de que la esperanza es lo último que se pierde. Espero con sinceridad que, en las próximas elecciones, los españoles elijamos con sabiduría un nuevo presidente, que, sin necesidad de que se comporte como un ser divino, sólo ha de ser un mortal con voluntad de dirigirnos con honestidad y respeto. Deseo que aún podamos salvar a España de una catástrofe, la que podría significar un segundo mandato de ZP.

Alexis Altmann. Correo electrónico.

La mala suerte no tuvo que ver en sus muertes

Sr. Director:

Leo con cierta amargura en su periódico del domingo 7 de enero el siguiente comentario: «Si hubiese aparcado unos metros más lejos, el ecuatoriano podría haber sobrevivido». Supongo que Diego Estacio aparcó donde le pareció adecuado, ajeno al hecho de que alguien había dejado aparcada una furgoneta llena de explosivos con el único propósito de que estallara produciendo la muerte de cuantos más, mejor.

La muerte de Diego y de su compatriota Carlos Alonso no fue debida a la mala suerte; de hecho, por más que Zapatero califique los atentados terroristas de «accidentes», nada tienen que ver con la casualidad. No, Diego y Carlos murieron porque unos asesinos a sueldo -viven de ello y cobran por ello- decidieron matarlos. A ellos los asesinaron, igual que a tantos otros, porque sí, porque ETA quiso que murieran, y ni ellos, ni yo, ni ninguno de los que utilizamos la T-4, ni frecuentamos la estación de Atocha tendríamos ni que plantearnos cuándo, dónde ni por qué aparcamos, paseamos o vivimos donde lo hacemos.

Julieta Bermúdez Urzáiz. Correo electrónico.

Curioso trato de los medios a los jóvenes

Sr. Director:

En los pocos días que han transcurrido de este nuevo año, no ha habido mucha información escrita referida a los jóvenes. No han sido noticia ni los botellones, ni accidentes espectaculares en las fatídicas horas de la madrugada, después de una noche de vino y rosas... No han sido malos los jóvenes esta vez; porque parece ser que las noticias que llegan a las redacciones de los periódicos y que se refieren a los jóvenes son siempre negativas, malas noticias, que son las que venden y las que interesan.

Pero esta vez no ha habido material para rellenar galeradas y sacar titulares llamativos. Ni siquiera las denominadas macrofiestas de la Nochevieja han dado pie en esta ocasión para generar noticias aparentes. ¿Curioso, no?

cartas.director@elmundo.es

Eleuterio Alegría. Sevilla.