Lunes, 8 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6231.
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EL ZOO DEL SIGLO XXI / WHITNEY HOUSTON
La diva subasta sus despojos
La cantante saca mañana a la venta más de 400 objetos, desde sus sujetadores de Dolce & Gabbana hasta su piano transparente, para hacer frente a las deudas
CARLOS FRESNEDA. Corresponsal

NUEVA YORK.- La función será mañana en Nueva Jersey, a tiro de piedra de la Iglesia Baptista de la Nueva Esperanza donde Whitney Houston rompió la bóveda de la fama desde muy niña. Habrá que pagar 100 dólares en la puerta y traer un fajo de billetes para poder pujar por los sujetadores de Dolce & Gabbana, por las faldas de Armani y Versace, por la silla conocida como «el trono de Whitney», por el piano transparente y por decenas de premios musicales que se han ido llenando de polvo y salitre en un destartalado almacén.

No, no es de esperar que aparezca Houston. Demasiado ajetreada está, rumiando su vuelta al mundo de los mortales tras su ruptura con Bobby Brown, haciendo cuentas para pagar deudas y enterrar adicciones.

Su portavoz, Nancy Seltzer, insiste en que la subasta de mañana es «algo muy normal entre cantantes que quieren vender equipos de música y trajes que ya no necesitan». Pero lo cierto es que ningún otro músico de alto calibre -ni el mismísimo Michael Jackson- se ha visto en una así.

Los 400 objetos personales de Whitney salen a subasta no por voluntad propia, sino por orden judicial. Todos ellos se apiñaban desde hace años en un almacén de Nueva Jersey, que llevó a los tribunales a la cantante por no pagar los 200.000 dólares que debía de alquileres atrasados. La puja cuenta incluso con un supervisor judicial, Steve Newmark, que ha participado activamente en el inventario de los despojos de la diva.

«Hay objetos para todos los bolsillos», certifica Newmark antes de recordar las condiciones de la subasta. Aparte de la costosa entrada, habrá que pagar al contado el 25% de lo adquirido y soltar el resto en un día. No habrá pujas por teléfono: todo fan que se precie deberá dar la cara.

La subasta de mañana será algo así como el oráculo de Whitney Houston para el año en ciernes. Si la recaudación llega al millón de dólares, podrá salvar de paso la hipoteca que pende sobre su mansión de Medham, más los 83.000 dólares que adeuda en impuestos. En noviembre, ya vendió la casa que compartió con Bobby Brown en Georgia por falta de liquidez.

Su último refugio es la casa de Los Angeles donde lleva encerrada desde hace dos meses, recibiendo las visitas de los familiares y de su padrino musical, Clive Davis, el mismo que la descubrió en un club nocturno cuando tenía 17 años y que ahora planea la redención de su demacrada musa a los 43: «Todo el mundo sabe que la mejor cantante del mundo es Whitney Houston... Las piezas empiezan a encajar y vamos a lanzar un álbum demoledor».

«¿Qué resurrección espera usted con más ansiedad para el 2007, la de Michael Jackson, la de Britney Spears o la de Whitney Houston?», preguntaba recientemente a sus lectores una revista de cotilleos. A lo mejor resulta que todo el cuento de la subasta no es más que un montaje para preparar el cacareado regreso.

Una semana después de la puja, Houston lanzará Family first, su primera grabación desde el olvidado One wish (2003). La canción será el anticipo del nuevo álbum, en el que Whitney ha contado con su madre, Cissy, su prima Dionne Warwick y su hija Bobbi Kristina, que despunta ya como vocalista a los 13.

El tema tiene también algo de puñalada a Bobby Brown, su marido durante 14 años, a quien muchos consideran responsable de la maléfica mutación de la diva: del candor de I'll always love you al espectro que llamó dos veces -¿o tres?- a las puertas de una clínica de rehabilitación para drogadictos.

Por despecho o por complicidad, nunca lo sabremos, la hermana de Bobby Brown, Tina, largaba ayer sobre su ex cuñada en las páginas de The Sun: «La verdad tiene que salir a la luz. Whitney no ha superado su adicción. Aún toma drogas a diario. Es tan horrible que todo el mundo está asustado, incluida su hija».

La web de Houston desmiente que ésta haya ingresado por tercera vez en rehabilitación. En sus últimas apariciones en público, acompañada del ángel custodio Clive Davis, Whitney tiene buen aspecto, como si la separación de Bobby Brown hubiera tenido un efecto efervescente.

«Bobby es sexy, suave y más agradable de lo que la gente cree», declaró Whitney hace cuatro años en televisión. «Nunca me ha golpeado y, en todo caso, he sido yo quien le ha pegado a él». Ella admitió entonces que había consumido marihuana, cocaína y «otras drogas», pero desmintió su adicción al crack: «Eso s una mierda; tengo suficiente dinero para no caer tan bajo».

La cantante, en sus momentos más patéticos, admitió haber pagado caro el precio de la fama: «Me paso días encerrada en mi habitación, intentando saber cuál será la próxima fase de mi vida». Desde entonces, todo han sido batacazos en la niebla.

Pese a todo, Whitney Houston sigue siendo la cantante femenina que más discos ha vendido en la historia (145 millones de copias), labrando los surcos a las Carey, Spears, Aguilera y Beyoncé. Su descenso a los infiernos ha rasgado su voz y su rostro hasta dejarlos irreconocibles, pero su pasado sale a subasta mañana. Su nueva vida empieza el miércoles.


LO DICHO Y HECHO

«He pasado muchos días encerrada, intentando llegar a saber cuál será la próxima fase de mi vida»

1963: Nace en Nueva Jersey, hija de una cantante de gospel. 1977: Destaca en el coro de la New Baptist Church y debuta como profesional. 1987: Su segundo elepé, Whitney, vende más de 12 millones de copias. 1992: Debuta en el cine con El guardaespaldas. Se casa con Bobby Brown. 2000: Trasciende su adicción a las drogas. 2006: Se separa de Bobby Brown. 2007: Ultima su nuevo álbum. Saca a subasta más de 400 objetos para hacer frente a las deudas que la acechan.

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