Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender (Charles Dickens)
CATALUNYA
EL APUNTE
Los caprichos del cielo
de ALEX SALMON
Dice el conseller Puigcercós que el Estatut no fue un capricho. No estoy de acuerdo. Fue producto de la extravagancia de la política catalana, que para ocultar sus desdichas decidió construir, a costa de una fuerte erosión con la sociedad, un castillo de naipes que se aguanta con el esfuerzo de todos los políticos. El Estatut no era necesario para nutrir a Cataluña de una buena financiación, ésta sí muy necesaria y no producto de un antojo o la inspiración de una tarde. De nada sirve construir grandes presas si no llega el agua hasta ellas. El texto estatutario ha edificado legalmente futuros de envergadura que la falta de dinero puede castigar desde el principio. Y no hay nada peor que tener cojera desde el primer día. Antoni Castells avisó la última semana de 2006.Y tenía razón. Ahora puede ocurrir, por ejemplo, que las presentadas como aulas de acogida no tengan suficiente financiación para ponerse en marcha, según lo pactado con la comunidad educativa.Y éste sólo es un caso. Durante tres años los partidos se dedicaron a hacer política para levantar una entelequia, sin dar prioridad a lo fundamental: el dinero.