Han colgado los hábitos del inmigrante para vestirse el traje de ciudadanos comunitarios. Pero ser europeos no significa la entrada directa en el paraíso. Miles de ciudadanos rumanos y búlgaros se encuentran sumidos en un auténtico caos y nadie sabe qué pasos tienen que dar para poder regularizar su situación, tras la moratoria de dos años impuesta por el Gobierno.
Las colas se suceden tanto en las comisarías como en los ayuntamientos donde estos nuevos ciudadanos europeos tienen que acudir a realizar los trámites. «A día 2 de enero nadie sabe que los rumanos son europeos y qué normativa se les aplica», denuncian desde la Unión Hispano Rumana Dacia.
Precisamente, para intentar despejar las miles de dudas, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, se reunió ayer con nueve asociaciones de rumanos y otras cuatro de búlgaros. Sin embargo, la confusión reinaba también al término del encuentro y las ONG daban versiones diferentes sobre los requisitos necesarios para obtener los papeles.
El Ejecutivo ha establecido un periodo transitorio de dos años a estos ciudadanos, lo que no afecta a los residentes legales. Así, los 200.000 rumanos y 55.000 búlgaros con papeles son europeos a todos los efectos y pueden trabajar sin ninguna limitación. Tan sólo tienen que acudir a las comisarías de Policía a solicitar la tarjeta comunitaria. El problema viene con los más de 400.000 rumanos y búlgaros que viven en España de manera irregular. A pesar de la moratoria, estos ciudadanos cuentan con ciertas ventajas al haber ingresado en la UE. Así, tienen derecho a obtener la tarjeta de residencia y trabajar por cuenta propia, una opción que ya utilizaron muchos polacos en su día, a los que también se les impuso un periodo transitorio.
Para ello deben empadronarse, solicitar su Número de Identificación de Extranjero (NIE), acudir a Hacienda y a la Seguridad Social y darse de alta como autónomos. Precisamente, la concesión del NIE es lo que está provocando un mayor atasco en la gestión, debido «a la falta de previsión del Gobierno», según criticó Miguel de la Torre, presidente de la Unión Hispano Rumana Dacia.
Además de darse de alta como autónomos, a los rumanos que quieran trabajar en España les queda la opción de acogerse al régimen general sin necesidad de tener que ser contratados desde su país de origen. Para contratar a un rumano no será necesario consultar la situación nacional de empleo para dar prioridad a los españoles, como sucede con el resto de inmigrantes.
Pero, según afirmó el presidente de la Federación de Asociaciones de Inmigrantes Rumanos en España, Miguel Fonda, Caldera se comprometió además a concederles otros beneficios. Así, para trabajar en España seis meses o un año, los rumanos no necesitarán permiso de residencia y trabajo y les bastará con una oferta de empleo.
Fonda destacó que el ministro insistió en que van a resolver los problemas burocráticos y editarán una guía en rumano con los trámites necesarios. Desde esta federación se mostraban satisfechos: «Con estas últimas medidas, poco a poco se va a ir absorbiendo la bolsa de trabajo irregular», manifestó Fonda.
TRAMITES
Éstas son las gestiones que deben realizar a partir del 1 de enero: Rumanos y búlgaros con permiso de residencia y trabajo: Ir a la comisaría de Policía a solicitar la tarjeta comunitaria.
Rumanos y búlgaros sin papeles: A pesar de la moratoria tienen derecho a trabajar por cuenta propia.
Solicitar el Número de Identificación de Extranjero (NIE).
Acudir a Hacienda y a la Seguridad Social para darse de alta como autónomos.