C. U. / S. P.
Con mas de 2,5 millones de unidades vendidas en Estados Unidos en 2006, nadie diría que Toyota disfruta del logro de haber desbancado a Chrysler como tercera marca más vendida en el mercado estadounidense y de haber consolidado su posicion para convertirse en el fabricante número uno a nivel mundial. La experiencia le dicta al grupo nipón que las circunstancias actuales aconsejan discreción.
Este año, la cita anual en Detroit se realiza en un ambiente enrarecido, sin lugar para grandes celebraciones. General Motors, Ford y Chrysler, los protagonistas de la muestra, atraviesan momentos críticos y si en anteriores ediciones aseguraban que mantenían el tipo frente a la adversidad, esta vez han asumido definitivamente que no es posible lanzar mensajes triunfales de confianza mientras llevan a cabo un proceso de reestructuración que implica decenas de miles de despidos y cuyo punto final aún no ha sido escrito.
Pero con ser tentador, nadie quiere ocupar el escenario vacío. Antes que asumir más protagonismo, el grupo nipón, que vende las marcas Toyota, Lexus y Scion en Estados Unidos, subraya el carácter norteamericano de los vehículos que comercializa en EEUU, deja caer que aumentará el número de plantas que tiene distribuidas por el país, y presume de los más de 30.000 trabajadores que emplea.
Su principal presentación fue el enorme Toyota Tundra (fabricado en Texas), un pick-up que incorporará el año que viene una versión que consume bioetanol. Lexus, líder en el mercado de gama alta, anunció una versión deportiva de su berlina IS.
El resto de fabricantes japoneses también optó por un segundo plano. Honda adelantó ayer la llegada, en otoño, de su superventas Accord con la presentación de un prototipo coupe e insistió en que sus tecnologías son las más verdes del mercado. Mientras Nissan puso sobre la moqueta su crossover Rogue.
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