Por su parte, el vicepresidente de Transneft, Serguei Grigoriev, acusaba a la ex república soviética de «extraer ilegalmente petróleo ruso para revenderlo posteriormente» a otros países. «Bielorrusia debe rectificar su actitud, porque los únicos perjudicados son los países compradores y así no va solucionar nada», explicaba Grigoriev a la agencia Reuters.

Rusia, que es el segundo productor mundial de petróleo por detrás de Arabia Saudí, exporta anualmente a través de Bielorrusia 70 millones de toneladas de crudo, una quinta parte de su producción, fundamentalmente a refinerías de Polonia y Alemania. Un tráfico de combustible que no es la primera vez que se ve afectado por las disensiones entre Moscú y sus vecinos.

«Estamos acostumbrados a las desavenencias entre los miembros de la antigua URSS y a sus repercusiones energéticas, porque las sufrimos desde siempre», explicaba ayer en TVN el viceministro polaco de Economía, Piotr Naimski, quien aseguraba que Varsovia «cuenta con reservas de crudo para resistir 80 días y con tiempo suficiente para poder organizar suministros de urgencia por vía marítima, si llegase a ser necesario».

Otra de las afectadas, Alemania, que recibe anualmente 22 millones de toneladas de petróleo ruso, también veía cómo sus refinerías de Leuna y Schwedt, al este del país, se quedaban sin suministro, aunque, al igual que Polonia, el abastecimiento está completamente garantizado, porque Berlín dispone de reservas para 130 días.

Nuevas circunstancias

Sin embargo, a pesar de las reservas existentes, desde la prensa polaca se recordaba con cierta alarma la pasada crisis del gas en 2006, cuando Rusia cortó el suministro por desacuerdos en el precio paralizando industrias y dejando a muchos hogares sin calefacción en uno de los inviernos más fríos de los últimos años.

«Esta vez las circunstancias no son las mismas», explicaba Piotr Naimski en TVN, quien aprovechaba para recordar una vez más la propuesta del Gobierno polaco a Bruselas en materia energética. «La UE necesita cuanto antes una diversificación eficaz de las fuentes de suministro de combustibles con el fin de que los problemas de otras naciones no alteren el funcionamiento de nuestra economía», recordaba el viceministro de economía polaco. Las autoridades bielorrusas se negaban ayer a dar explicaciones sobre el corte de suministro y culpaban de la situación a Transneft por no haber pagado los aranceles.

«Hemos pedido explicaciones sobre el bloqueo del oleoducto, pero nos dicen que tenemos que hablar con Transneft, que ellos son los culpables», se quejaba ayer en Radio Polska Tomasz Zakrzewski, portavoz de PERN, la empresa polaca concesionaria del Druzhba en su tramo por Polonia.

Para entender el origen del actual problema hay que volver la vista a las últimas disputas que enfrentaron a Bielorrusia y Rusia sobre el precio del gas y que tuvieron su último episodio cuando, a finales del año pasado, Gazprom forzó a Minsk a aceptar un aumento de más del 50% en el precio de este combustible.

«El nuevo precio del gas va a ser desastroso para nuestra economía», se lamentó el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, quien amenazó entonces a Moscú con imponer aranceles al tránsito de crudo ruso a través de su territorio.

Las amenazas se materializaron el pasado 3 de enero, cuando el Gobierno de la ex república soviética impuso un arancel de 45 dólares por cada tonelada de crudo ruso que se suministre a través del oleoducto Druzhba, cuyo nombre en ruso significa paradójicamente amistad, aunque no necesariamente desinteresada.

«Ya es hora de que la rica Rusia pague por los servicios que le prestamos», aseguró Lukashenko después de ordenar a su Ejecutivo que «presente a Moscú propuestas sobre el pago de todo lo que hasta ahora ha recibido gratuitamente, desde instalaciones militares hasta el tránsito para la exportación».

Más allá de Bielorrusia, la crisis provocada por el bloqueo del crudo ruso permitía que ayer el precio del barril de Brent del Mar del Norte se robusteciese y aumentase hasta los 56 dólares, aunque más tarde volvió a caer hasta los 55,47 dólares debido a que el clima templado de este invierno, informa Europa Press. Esta noticia se suma a la decisión de Arabia Saudí de reducir su producción de crudo a partir de febrero con el objetivo de elevar los precios del barril.