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Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender (Charles Dickens) |
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Impresiones |
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El imposible equilibrio de Montilla |
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Zapatero recibió ayer a José Montilla en La Moncloa durante hora y media. Fue un encuentro de guante blanco, en el que ambos dirigentes se esforzaron por minimizar sus diferencias y por apostar por el diálogo para resolver los problemas del futuro desarrollo del Estatuto. El único acuerdo concreto fue la puesta en marcha de tres comisiones bilaterales, previstas en el Estatuto, que se constituirán antes de acabar el mes de marzo. Zapatero y Montilla no acordaron nada sobre la entrada en vigor del nuevo sistema de financiación para Cataluña ni sobre el contencioso de la ampliación de las horas de castellano en la enseñanza primaria. Tras la tormentosa etapa de Maragall, trufada de enfrentamientos abiertos y sustanciales desencuentros, Montilla se esforzó ayer en presentarse como un leal colaborador que desea mantener unas buenas relaciones con el Gobierno de la nación. El tiempo dirá si ello es posible, porque Montilla tiene dos problemas. El primero es el propio Estatuto, cuya aplicación exige la derogación o modificación de numerosas leyes del Estado, amén de los agravios comparativos que supone respecto a otras comunidades. Y el segundo problema son sus socios, particularmente ERC, que no va a renunciar a su deriva soberanista y va a someter a un continuo chantaje a Montilla. Veremos pronto su habilidad para desenvolverse en un juego de intereses tan opuestos.
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