BORJA HERMOSO
MADRID. - Desde que el general Mola se larga a Pamplona a montar el gran pifostio bélicogolpista hasta que el celebérrimo último parte de guerra («Cautivo y desarmado el ejército rojo, bla, bla, bla...») retumba en las radios, cantidad de cosas ocurrieron en este país, que ya para entonces era una ruina de país.
La inmensa mayoría de esas cosas que ocurrieron fueron espantosas, pero estaba claro que daban de sobra para una película documental, una tragedia documental con buenos y malos o, si se prefiere, con malos y peores. La idea no era nueva. Sólo hay que pensar en cineastas como Basilio Martín Patino, André Malraux e incluso Orson Welles, quienes ya trataron desde el género documental la dolorosa cuestión de la salvajada fratricida.
Pero lo que ahora lleva a la gran pantalla el tándem formado por el productor y guionista Elías Querejeta y el realizador Eterio Ortega es lisa y llanamente una película de guerra. Porque así está prácticamente planteada Noticias de una guerra (que se estrenará este viernes, tras haber pasado por el Festival de San Sebastián y haber sido proyectada en el reciente Congreso sobre la Guerra Civil celebrado en Madrid): como un relato construido a partir de lo real y lo objetivo -imágenes de archivo, muchas de ellas inéditas- pero con técnicas y decisiones artísticas que parecen apuntar a lo ficticio y a lo subjetivo -el doblaje de los discursos de Pasionaria, Franco, José Antonio o el propio Azaña-.
El asesinato de Calvo Sotelo, el del teniente Castillo, los fusilamientos rojos de Paracuellos, la masacre azul de Badajoz, el pavor ciudadano en la huida al refugio antiaéreo, la quema de iglesias y conventos, los brazos en alto, los puños cerrados, el exilio... todo o casi todo (de la actividad de las checas no hay noticias de una guerra) cabe en la película. «Hemos huido de cualquier forma de reportaje y tampoco hemos querido hacer un libro de Historia, sino una película con datos históricos», aclara Elías Querejeta.
«Queríamos hacer una película en tiempo presente y sin voz en off; y así como disponíamos de muchísimo material de imágenes, no teníamos material original suficiente para cubrir todo el sonido, así que acabamos construyendo la banda sonora de una forma moderna». Y ahí radica quizá lo más insólito de esta película: escuchar a esos personajes reales de carne y hueso con la voz de héroes o villanos de ficción, con voz de dobladores. Pero Querejeta se defiende: «Esto no es doblaje, es colocar voces».
Finiquitado ese 2006 conmemorativo del 70º aniversario del estallido bélico, Noticias de una guerra aterriza en las pantallas entre los ecos de esa Ley de la Recuperación de la Memoria Histórica que a unos les parece demasiado y a otros demasiado poco. Pero el más veterano de los productores españoles rechaza cualquier atisbo de oportunismo: «Ésta no es una película de encargo; creemos que la Guerra Civil debería estar más presente como forma de horror y tratarse en las escuelas, porque es un tema que no está pasado».
Eterio Ortega, que ya formó pareja de baile con Querejeta en los documentales Asesinato en febrero (sobre el atentado mortal de ETA contra Fernando Buesa) y Perseguidos (crónica de la amenaza cotidiana -y ahora resucitada- contra los políticos vascos no nacionalistas), asegura que esta película evita «cualquier posicionamiento ideológico» y que su propósito es «ver la Historia a través de las imágenes».
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