C. E. C.
MADRID.-
Ocurrió ayer en la Ciudad Deportiva de Valdebebas; fue sin anuncio previo y sentó a cuerno quemado a los representantes de los medios de comunicación que acudieron a cubrir la sesión de entrenamiento. Después de los primeros 15 minutos, en los que los jugadores apenas realizaron unos cuantos ejercicios de estiramiento, se dio la orden de retirada por parte de los responsables de prensa del club. Cumplían con la misión encomendada por el club. Se cerraron las persianas eléctricas y se hizo la oscuridad. Diego López, portero suplente del equipo y que mañana será titular en el partido de Copa frente al Betis, era el hombre elegido también por el club para ofrecer rueda de prensa. Los periodistas se dieron media vuelta en señal de represalia y dejaron al bueno de Diego con la palabra en la boca. Bueno, ni eso, porque no llegó hasta la sala de prensa, una vez que le trasladaron el rebote de los informadores.
La decisión de no permitir el acceso a los entrenamientos es extensible a los aficionados y los medios de comunicación oficiales (Realmadrid TV y realmadrid.es). «Hasta nueva orden se seguirá esta práctica», se ha anunciado. Pese a que desde el club se insistió ayer en que la medida no la ha tomado Fabio Capello, a pocos se les escapa que se trata de una de las exigencias del técnico para trabajar sin testigos.
No es la primera vez que un entrenador del Madrid lo intenta, pero siempre terminó perdiendo esa batalla. Fuentes del Real Madrid fueron así de elocuentes a este respecto: «Capello se ha pegado un tiro en el pie porque los medios, especialmente los diarios deportivos, van a ir a degüello a por él».
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