OSASUNA 1

Pichu

Perea

Pablo

Zé Castro

A. López

Luccin

Costinha

Jurado

Mista

Agüero

Torres

Cambios: Gabi por Mista (min. 71)

Ricardo

J. Flaño

Cuéllar

M. Flaño

Monreal

Nekouman

Raúl García

David López

Juanlu

Héctor Font

Webó

Cambios: Muñoz por Juanlu (min. 67)

Romeo por Webó (min. 78)

s.c.

Arbitro: Iturralde González

Tarjetas amarillas: Monreal, Javier Flaño, Juanlu, Raúl García, Muñoz.

Tarjetas rojas: Pablo (min. 48).

Goles: 0-1: Webó (min. 36); 1-1: Torres (min. 73).

VICENTE CALDERON. 7.000 ESPECTADORES.

MADRID.- Peor, mucho peor le podían haber ido las cosas ayer al Atlético. Jugó igual de mal que siempre en su propio estadio, se puso perdiendo y se quedó con uno menos nada más comenzar la segunda parte. Un panorama aclarado levemente por la falta de ambición de Osasuna y por un golazo de Torres, fogonazo aislado en la nadería rojiblanca. Deberá marcar en Pamplona, igual que ocurrió en la eliminatoria contra el Levante, pero visto lo visto el resultado es lo mejor que le podía haber pasado a un equipo al que no le vendría nada mal renunciar a jugar en su propio estadio.

La historia del partido fue idéntica a la historia de todos los partidos de este año en el Calderón. Con una diferencia: la renuncia expresa a las bandas. La alineación, vista sin más, presentaba a todos los elementos ofensivos de los que dispone el entrenador a día de hoy: Jurado, Mista, Agüero y Torres. Ocurre que los dos primeros, incrustados en el centro del campo, no sabían muy bien qué debían hacer. Teóricamente, Mista debía aparecer por delante de Costinha y Jurado por la izquierda. O no, o al revés, eso no terminó de quedar claro. Ambos prefieren verse a sí mismos por el centro, de modo que se juntaron con los dos delanteros y todo el flujo rojiblanco quedó obstruido en esa zona.

Además, el Atlético trata de aplicar en casa la misma fórmula con la que juega fuera, y claro, no es lo mismo. En el Calderón los rivales esperan, tienen más paciencia y aguardan su opción dejando los partidos en un estado de inconsciencia insoportable para el espectador. Aún así, con una pinta tan mala, con los mismos problemas de siempre en la distribución, los locales tuvieron un par de oportunidades. Especialmente una de Agüero, que tras recibir una pared de Torres encaró a Ricardo y echó la pelota fuera.

Fue una acción, ésta sí, prevista en el manual. Un balón intrascendente en el centro del campo y metros por delante para correr. A eso juega este equipo, a cerrarse bien atrás -olvidándose de presionar en el campo del rival- y a buscar terreno en el horizonte. El problema es cuando eso no es suficiente, y en el campo propio no suele serlo.

Menos si se permiten lujos como el que supuso el primer gol de la noche, a favor de Osasuna. Fue un córner mal sacado, donde la pelota volvió a la banda. De la banda a la frontal del área, de ahí a una esquina de la misma y de ahí al área pequeña, donde Webó remató solito, gracias sobre todo al retraso de Pablo a la hora de tirar el fuera de juego. Otro error de concentración. Otro gol en contra. Otro a balón parado.

Premio excesivo para el Osasuna, que jugó al mismo ritmo todo el partido. Ni aceleró ni frenó. Hora y media con la misma velocidad. Al compás de Raúl García y de Héctor Font, dos futbolistas con un excelente manejo de pelota, Ziganda ha encontrado la tecla de un equipo con muy buena pinta. Defiende bien, tiene paciencia para mover de un lado a otro hasta encontrar un espacio y después no necesita demasiado para hacer gol. Tras el mal inicio de temporada, el proyecto suena bien.

Nada más volver del vestuario, a Pablo se le cruzaron los cables y se llevó por delante, entrando por detrás, a Webó. Iturralde, en una decisión discutible -que no exagerada-, lo mandó a los vestuarios. Era el minuto tres de la segunda parte. Desde ese momento, lo mejor que le podía pasar al Atlético era terminar sólo con un gol en contra. Lo consiguió. No tanto por méritos propios como gracias a la indolencia del Osasuna. El equipo navarro trasteó con la pelota sin la menor intención de hacer daño a un equipo en inferioridad, desconcertado consigo mismo y con el público en contra.

Dice la tradición que ese escenario, el peor posible, es síntoma de recuperación en este club. Dicho y hecho. Para alimentar la ilusión de remontar -esto es el Atlético-, Torres se inventó un golazo. Recogió la pelota en la esquina del área con un control de los que no acostumbra, recortó hacia fuera y la puso en la escuadra opuesta. Una obra de arte que viene a compensar el enorme trabajo realizado por el capitán en los últimos partidos, hasta ayer sin el brillo del gol. Era el momento de sacar bandera blanca, pactar una tregua y esperar que la distancia con el hogar mejore el aspecto del equipo.

E. J. C.

MADRID.- Javier Aguirre mantiene el mismo timbre de voz cuando gana y cuando pierde. Ayer empató, de modo que tampoco era cuestión de innovar en ese aspecto. Dio la impresión de que contaba con el resultado, vista la trayectoria de su equipo en el Calderón. Cierto es que, con el desarrollo del choque, cualquier atlético con un mínimo de sentido común sabe que el equipo no podía aspirar a nada más que el empate. De modo que el mexicano dio el resultado por bueno y se agarró al precedente del Levante para fortalecer el ánimo.

«Fue un partido que controlamos. Lamentablemente recibimos el gol y eso nos descompuso un poco. Y luego la expulsión también fue un punto de inflexión, ya que el equipo tuvo que jugar más con el corazón que con otra cosa. Es un empate a uno que pudo ser peor. La eliminatoria sigue abierta y vamos a intentar allí hacer mejor partido», afirmó el técnico, que sigue sin encontrar la fórmula para mejorar el rendimiento cuando toca actuar como local.

Dicho queda, para él el resultado «es bueno». «Con 0-1 ellos estaban muy organizados atrás. El 0-0 del primer tiempo era justo y nos vino esa jugada que nos descolocó. Con 10 jugadores y 0-1, el panorama pintaba mal, pero el equipo sacó la casta e igualó el marcador. No hay nada para nadie. Estamos como empezamos», explicó, quizá sin caer en la cuenta de que, por mucho que sirva de empujón anímico el gol de Torres, lo cierto es que el Atlético no estará en cuartos de final de la Copa si no logra, al menos, un gol en el Reino de Navarra el próximo miércoles (21.00 horas).

Optimismo.

Aguirre recalcó que sí hay «motivos para estar esperanzados». «Con el Levante perdimos 0-1 y ya le dimos la vuelta», insistió el técnico, que se reencontró en la sala de prensa con viejos amigos, periodistas que siguen la información del equipo navarro y con los que el mexicano trabó cierta amistad en sus cuatro años allí. Lógicamente, le preguntaron por Osasuna. «Les he visto muy bien, con muchísimo gusto, muy maduros, muy serios y muy profesionales. Mucho gusto por ellos, por todo ese trabajo que hace este equipo, desde los jugadores a la directiva», dijo. Torres también alabó el trabajo del rival de anoche, y coincidió con su técnico en mantener la esperanza: «Estamos mejor fuera de casa y debemos aprovecharnos de esta circunstancia, aunque no creo que exista una preocupación por jugar ante nuestros seguidores. Nosotros somos los que podemos darle la vuelta a esta situación».

De momento, de los seis partidos que debe afrontar el equipo en enero, dos empates. Si es por mirar hacia delante, se aclara el panorama porque los dos siguientes son fuera del Calderón -el domingo, ante el Celta en Balaídos y el miércoles la vuelta de la eliminatoria de Copa-. Pero después regresará el mismo Osasuna al Calderón, esta vez en Liga, y el Atlético tendrá que recibir también al Racing de Santander, en lo que supondrá el inicio de la segunda vuelta del campeonato.