MIGUEL PRIETO
«Ojalá que no haya que verter lágrimas», escribí anteayer, soñando con que no hubiese que lamentar ninguna víctima entre los lugareños que se acercan a ver la carrera. Y horas después, en el mediodía de ayer, nos alcanzaba a todos la tragedia. «Se ha matado un motorista», me dicen, y desde el primer momento asumo que para todos será un día duro, empezando por los recuerdos. En mis 19 años en el Rally Dakar, me he dejado a muchos amigos en las pistas, no menos de 10 motoristas y varios pilotos de coches. Algunos íntimos, con quienes compartí mantel, risas y confidencias en numerosas ocasiones. Con alguno, había charlado instantes antes del accidente.
Me duelen todos los ausentes, y el último cercano que falleció aparece el primero en la memoria. Henri Magne había sido copiloto de Schlesser, Serviá o Alphand. Todo experiencia y profesionalidad, perdió la vida cuando acompañaba a Nani Roma durante el Rally de Marruecos. En los mismos terrenos, despedimos a Elmer Symons, a quien no llegué a tratar.
Medios que jamás atienden a la carrera destacarán con amplitud la muerte del sudafricano, y los críticos con esta aventura se sentirán fortalecidos para sus ataques. Lo considero injusto. Sinceramente, en esta prueba hay pocos accidentes, considerando que unas 3.000 personas nos movemos alrededor: equipos técnicos, organizaciones humanitarias, periodistas y, por supuesto, los competidores.
Para ellos, la cena será el momento de compartir lamentos y reparos. Estos sucesos afectan más a los del gremio -recuerdo cómo sufrieron los motoristas tras el accidente de El Carni-, sin embargo, la tristeza no conduce al miedo. Para mí, como para la mayoría de participantes, la tragedia no supone temor. Porque todos aceptamos el peligro y asumimos que la nuestra es una profesión de riesgo. Así, cuando a la mañana siguiente al drama te ajustas el casco, tu cabeza ya sólo entiende de velocidad. Con las cautelas necesarias, tiras de acelerador y tratas de ir lo más rápido posible. Siempre consideras que tienes el control de la situación, te sientes seguro de que nada te pasará. Aunque a veces...
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