Miércoles, 10 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6233.
ESPAÑA
 
ETA VUELVE A MATAR / Reacciones a las nuevas amenazas
Rubalcaba endurece el mensaje del Ejecutivo y rechaza frontalmente el comunicado de ETA
El ministro asegura que la banda «sabe que sólo tiene un camino, el de poner fin a la violencia»
FERNANDO GAREA

MADRID.- Al Gobierno le toca ahora endurecer el gesto, exhibir firmeza frente a ETA y elevar el listón de las exigencias para retomar un hipotético diálogo con la organización terrorista del que ni siquiera se habla en público y tampoco se ve próximo en el tiempo.

Dentro del Ejecutivo, al que le toca de nuevo dar el mensaje más claro es al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Ayer lo hizo en dos ruedas de prensa en el Congreso tras reunirse con los portavoces parlamentarios y con el inusual método de una larga entrevista en The New York Times.

De José Luis Rodríguez Zapatero, al respecto, sólo se recuerda con su voz la expresión «suspender el diálogo con ETA» que dijo el mismo día 30 de diciembre, horas después del atentado de Barajas. Según La Moncloa, el comunicado de ETA de ayer no añade ninguna novedad para levantar esa suspensión.

«A ETA sólo le queda un camino: poner fin a la violencia», aseguró el ministro del Interior, cuando apenas se conocía el titular del comunicado con la reivindicación del atentado y la recuperación del alto el fuego.

Cuando se le preguntó en qué condiciones retomaría el diálogo con ETA, Rubalcaba respondió: «No se me alcanza que se pudiera retomar ese diálogo».

«Sarcasmo y salvajada»

El Gobierno ni siquiera quiso valorar ya detalles del comunicado que en otra situación serían considerados como mínimamente positivos. Por ejemplo, la supuesta intención de no volver a los atentados mortales, tras los dos asesinatos que causó en la T-4.

Por eso, por la noche Rubalcaba aseguró que «cuando uno pone una bomba tan potente en la terminal de un aeropuerto el 30 de diciembre tiene que ser consecuente con sus actos. Los riesgos de que haya víctimas son evidentes y es un sarcasmo que ETA pida explicaciones de su salvajada al Gobierno de España».

El Ejecutivo considera inasumible dar credibilidad a un comunicado que combina la reivindicación de un atentado con el supuesto compromiso de alto el fuego y la amenaza con nuevos actos terroristas.

El mensaje del Gobierno es que ETA ha obligado a elevar el listón de las exigencias. Es decir, ya no bastaría una tregua o un alto el fuego permanente para abrir un proceso de paz o de diálogo, sino que ha de dar un enorme paso mucho más allá.

Según Rubalcaba, «ETA ha roto el proceso de paz y su tregua; y con violencia no hay diálogo, y lo que hizo fue violencia extrema».

En el diario norteamericano, el ministro utiliza también un tono duro y claro y afirma que «nunca más habrá otra tregua creíble» y que este alto el fuego sería recordado como «el de Barajas».

Rubalcaba no sólo asegura que el Gobierno se siente «engañado por ETA», sino que deja al margen a Batasuna. «Nadie sabe por qué ETA lo hizo, porque hemos visto a Batasuna sacudida totalmente» por el atentado, afirmó el ministro que añadió que la banda terrorista «incluso ha engañado a su brazo político. Sabíamos que había tensión con ETA y con Batasuna, pero esto ha sido una sorpresa».

En esa posición de dureza y de rechazo sin matices del comunicado de ETA, Rubalcaba recibió el apoyo expreso de todos los portavoces parlamentarios con los que se entrevistó. La única discrepancia fue la de Zaplana, que exigió explicaciones al Ejecutivo por supuestos «compromisos» pactados con la banda, y el ministro le replicó que «es el único español que sigue creyendo a ETA».

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