Miércoles, 10 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6233.
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SONDEO EL MUNDO-SIGMA DOS (IV) / El debate social
Casi la mitad quiere que se prohíba matar al toro en la plaza
Uno de cada tres acabaría hoy mismo con la Fiesta Nacional / La izquierda rechaza más que la derecha las hamburguesas gigantes
RAFAEL J. ALVAREZ

MADRID. - Uno de cada tres españoles abomina de los toros. De los toros como espectáculo de aplauso y sangre, claro. Aun así, la mayoría de habitantes de esta piel taurina apuesta por la tradición y no prohibiría la llamada Fiesta Nacional. Pero cuando la pregunta es si hay que evitar que el animal sea ensartado en la plaza hasta la muerte, España se parte en dos. Como en tantas cosas.

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Toros, hamburguesas, tabaco y pisos vacíos, temas que ocuparon la calle a fin de año y que Sigma Dos ha rastreado entre el pueblo para saber qué opina la gente de las últimas pulsaciones de las ministras de Medio Ambiente y de Sanidad. Y de un latido expropiador que se le escapó a la mismísima Generalitat.

En letras grandes, los españoles no desean prohibir las corridas de toros, dudan en matar al morlaco o no, apuestan por acabar con las hamburguesas gigantes, son más de Elena Salgado que de Esperanza Aguirre apagando cigarros y no quieren oír hablar de expropiaciones de pisos vacíos.

Pero en letra pequeña, los matices descargan noticias. Por ejemplo, acabar o no con el toro en el ruedo acaba en empate casi técnico. El 46,4% de los ciudadanos quiere sangre animal hasta la muerte y el 43,6% prefiere que el torero entre a matar sin matar, una suerte de palmada en el lomo -en el hoyo de las agujas, que dicen los expertos- que reestablezca las leyes de la Naturaleza tan esquivadas un rato antes.

Es significativo el porcentaje de personas que no lo tiene claro. Un 10% contestó rascándose la cabeza, lo que, dado lo novedoso de la pregunta en medio de lo tradicional de la cuestión, podría interpretarse como una bolsa de posibles prohibicionistas. Pero eso es un misterio, carne para el próximo sondeo.

Cosa de hombres

La mayoría de las mujeres (47%) no quiere que el toro muera en la plaza, solidaridad de género con la ministra Cristina Narbona. En cambio, la mayoría de los hombres, sí (51%). Matar al toro es cosa de hombres, hazaña que se sabía dentro pero no fuera del albero.

Donde más militantes hay de que corra la sangre brava es en el PP, un 56% de populares partidario de hacerle la faena al toro. Y donde viven más abolicionistas de esta pena de muerte a bufidos es en IU, también un 56%, pero de votantes que piden que el astado vuelva vivo a toriles. Curiosamente, el socialismo a pie de urna se reparte ante su ministra medioambiental con una ligera mayoría crítica (47% a favor de la muerte y 41% en contra).

Le perdonan la vida al toro toreado los más jóvenes, un 56%. Y le condenan a las cinco de la tarde los más viejos, el 57% de mayores de 65 años.

Acabar directamente con la Fiesta Nacional sigue siendo minoritario, pero cada vez menos. El 58% de los españoles quiere corridas de toros. Sin embargo, el 33% las prohibiría hoy mismo. Y el 9% restante no dice nada de nada.

Esta prohibición revolucionaria sólo la apoya una mayoría: la de los jóvenes de 18 a 29 años. En el resto de las edades gana la tradición.

Y en territorio político, los más entusiastas de la cosa taurina están en la derecha. Siete de cada 10 votantes del PP quieren tardes de toros. En el PSOE y en IU también hay mayoría de conservadurismo taurino, pero más moderado.

La ministra Salgado cerró el año cortando amarras con Burger King. Pero no porque la empresa fabricara hamburguesas gigantes, sino porque las publicitó. Y eso que la propia empresa se comprometió por escrito con Sanidad a no anunciar raciones gigantes. La hamburguesa XXL, con sus 971 calorías (como nueve huevos fritos u ocho platos de macarrones) y su reunión de grasas sabrosas, estuvo un mes y medio comiendo espacio en las vallas y en las teles hasta que Elena Salgado se indigestó.

La polémica envolvió tantas cosas que muchas personas ya ven a Sanidad como el Imperio Antihamburguesa, algo que el Ministerio niega en público y en privado porque sólo ha roto con una empresa que no cumplió lo que firmó. Aun así, la encuesta hurga: «¿El Ministerio de Sanidad debe prohibir las hamburguesas que engorden demasiado?». Pues sí, contesta una mayoría light, un 48% frente a un 45%.

Hay más mujeres (52%) que hombres (43%) por la prohibición. Suponiendo que una parte de las razones tenga que ver con la imagen, el dato demuestra la eficacia del mensaje sexista que obliga a las chicas a estar delgadas para tener éxito social.

Izquierda 'light'

Los jóvenes son los más partidarios de la libertad de grasa (55%), seguramente porque son los que se comen la XXL. Y, si no, basta con mirar qué edad es la más favorable a prohibir esta avalancha de carne en invasión: la Tercera. Edad, claro.

Hay más dietistas en la izquierda que en la derecha. La mayoría del PSOE y de IU está por la abolición de este gigantismo cárnico. La mayoría de los populares permite que esté incluido en el menú.

Y después del atracón, un cigarrito. Pero en la calle. Eso lo pide la mayoría (48%), partidaria de la «línea dura de la ministra de Sanidad», como dice la encuesta, frente al 37% que apoya la «línea permisiva de la presidenta de la Comunidad de Madrid». Salgado gana a Esperanza.

Los más salgadistas son los treintañeros y los más esperanzistas los más jóvenes. Luego, cuantos más años se cumplen, más ley antitabaco se apoya.

Humo y política de partido no arrojan sorpresas a simple vista. Cada votante apoya a su mujer política. Pero metiendo la lupa en la encuesta hay un par de sorpresas: tres de cada 10 socialistas son de Esperanza Aguirre y cuatro de cada 10 peperos son de Elena Salgado. Izquierda Unida es de la ministra. Fuma poco.

Cuando a la Generalitat de Cataluña se le ocurrió decir que las comunidades autónomas expropien los pisos vacíos para ponerlos en alquiler no contaba con la oposición mayoritaria de la gente. Al menos en esta encuesta, seis de cada 10 españoles creen en la propiedad privada aunque esté vacía.

Los más reacios a la expropiación son los maduros (62%), esa edad entre los 45 y los 64 años que es la que posee los pisos. Sin embargo, cuatro de cada 10 jóvenes de hasta 30 años apoya el ladrillazo de la Generalitat.

Y el porcentaje más elevado de toda esta encuesta se lo lleva el matrimonio formado por la derecha y la propiedad. El 76% de los votantes del PP reniega de la expropiación. La izquierda, para variar, discute y se hace trozos empatados entre sí.

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