LEONOR MAYOR
BARCELONA.-
Ya se sabe que, en política, ni las amistades ni las enemistades duran eternamente. Por eso, no es ninguna sorpresa que CiU y PP estén dispuestos a pasar página y a reconciliarse para vivir una luna de miel tras las municipales de mayo.
Ambos partidos hicieron ayer gestos públicos dirigidos a un entendimiento. El presidente de CiU, Artur Mas, reconoció en una entrevista concedida a TV3 que su estrategia en la última campaña autonómica consistente en firmar ante notario que no pactaría con el PP pudo ser un error: «Ahora podría hacerlo de otra manera, o no», indicó.
Y el presidente del PP catalán, Josep Piqué, explicó que ha dado instrucciones a sus ediles para que prioricen los pactos con CiU en los diversos pueblos y ciudades de Cataluña tras las elecciones municipales. Piqué tiene muy claro que lo del tripartito va más allá de la Generalitat y no es coyuntural.
El líder popular piensa que, si PSC, ERC e ICV suman los concejales suficientes para gobernar en las grandes capitales, pactarán y dejarán a un lado a los convergentes, aunque éstos tengan mayoría, como ya ocurrió en las recientes elecciones autonómicas. Para Piqué, sólo hay dos posibilidades: o gobierna el tripartito o lo hace el centroderecha, es decir, CiU en alianza con el PP.
Fuentes de la federación nacionalista explicaron ayer a este diario que no tienen intención de seguir el ejemplo del PP y que darán libertad a sus concejales para que pacten con quien quieran. No habrá, por tanto, prioridad para aliarse con el PP, pero tampoco prohibición para hacerlo.
Lo que a nadie se le escapa es que esta posible reconciliación municipal puede ser la antesala de otra más trascendente. CiU puede ser una pieza clave a la hora de determinar la gobernabilidad de España tras las generales.
Fuentes del PP dicen que los contactos aún no se han iniciado, aunque reconocen que Piqué y Rajoy hablaron del asunto durante las Navidades. Y desde CiU dicen que en la agenda de Mas no hay ninguna cita con Rajoy. De momento.
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