ILDEFONSO GONZALEZ. Especial para EL MUNDO
ESTAMBUL.-
Al menos 32 personas, la mayoría de ellas trabajadores de la construcción turcos, murieron ayer cuando el avión en que viajaban se estrelló al tratar de aterrizar en la base aérea estadounidense de Balad, a unos 90 kilómetros al norte de Bagdad. Asimismo, dos individuos se encuentran desaparecidos y otro, herido. Las causas del accidente se atribuyen al mal tiempo.
El aparato, un Antonov-26 de la compañía aérea moldava Aerian Tur, había despegado por la mañana del aeropuerto de Sakirpasa, en la sureña provincia turca de Adana, con 30 pasajeros (29 turcos y un estadounidense) y cinco tripulantes (tres moldavos, un ruso y un ucraniano) a bordo. El avión siniestrado había sido fletado por las constructoras turcas Kulak y Serka, que iban a desarrollar un proyecto conjunto en Irak. Precisamente, entre los fallecidos figura Ismail Kulak, propietario y director general de la empresa del mismo nombre.
Las autoridades turcas e iraquíes se apresuraron a aclarar que el accidente se debió al mal tiempo y no a un problema técnico o al sobrepeso. Sin embargo, el Ejército Islámico de Irak reivindicó su derribo. Ese grupo ya consiguió destruir en 2005 una aeronave británica similar en la misma región, informa Javier Espinosa.
El avión no era de tipo civil, sino de transporte militar, y su carga apenas superaba la tonelada, cuando está preparado para llevar hasta cinco, agregaron. Los medios turcos denunciaron que muchos de los asientos no contaban con cinturones de seguridad y que un Antonov-26 ya se había estrellado en octubre de 2002.
Curiosamente, la prensa turca publicaba ayer unas fotografías tomadas por un turista alemán en las que un avión que acababa de despegar de Estambul llevaba la puerta del compartimento de carga abierta. Los pilotos se percataron rápidamente del error y regresaron al aeropuerto, pero varias maletas se cayeron por el camino.
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