El impulso que está dando al perfil militar de Japón el primer ministro, Shinzo Abe, ha causado temores entre algunos de los países vecinos que sufrieron en el siglo pasado las agresivas invasiones niponas, fruto de una política que acabó desembocando en la participación en la II Guerra Mundial.

Poco a poco, los pasos que da la segunda economía del mundo avisan de que su horizonte no es un Ejército constreñido al Archipiélago, sino unas Fuerzas Armadas que puedan participar en guerras y alegar el derecho a la defensa colectiva en caso de un ataque a sus aliados. De momento eso lo prohíbe la Constitución, impuesta en 1947 por los ganadores de la guerra. Sin embargo, el primer ministro quiere reformar la Carta Magna durante los tres años que le quedan de mandato.

Shinzo Abe alega para ello las nuevas exigencias de seguridad de un país que se siente amenazado por un futuro poder nuclear en Corea del Norte. «Me siento orgulloso de ser primer ministro en un momento en que hemos podido establecer un ministerio como organismo que desempeñe el papel de defensa nacional, que es inalienable de nuestra soberanía», afirmó Abe durante la ceremonia que marcó el inicio de ese nuevo departamento. El ministro de la nueva cartera, Fumio Kyuma, hasta hoy responsable de la Agencia de Defensa, indicó por su parte que es preciso cambiar algunos aspectos por nuevas exigencias de seguridad nacional y que este organismo «no es un objetivo, sino un punto de partida de nuevas políticas».

El Ejército nipón, llamado eufemísticamente Fuerzas de Auto Defensa para reafirmar su carácter no agresivo, está compuesto por casi 300.000 efectivos que, desde hace cinco años, han aumentado su presencia en conflictos internacionales para tareas de reconstrucción y mantenimiento de la paz.

A la vez, Japón sigue albergando casi 50.000 militares norteamericanos dentro de su territorio por su acuerdo de seguridad con Estados Unidos, que lo venció en la guerra y es ahora su principal aliado. Curiosamente, aunque las Fuerzas de Auto Defensa no son un Ejército propiamente dicho, el gasto militar del país es el cuarto más elevado del mundo.

El nuevo ministerio nipón tiene desde ayer un rango igual al de las otras carteras, incluido el poder de convocar reuniones de Gabinete, proponer nueva legislación y solicitar directamente presupuestos a la cartera de Finanzas.

La conversión de la actual Agencia de Defensa en un verdadero ministerio fue aprobada a finales de noviembre en la Cámara Baja gracias a la mayoría parlamentaria del gubernamental Partido Liberal Democrático (PLD) y su socio, el Komeito, fuerza política de extracción budista.

La creación de esta nueva cartera hará además que las actividades de cooperación de paz que involucran a las Fuerzas de Autodefensa japonesas sean consideradas tareas principales. Sin embargo, no se prevé que modifiquen su nombre oficial por el de ejército.