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| No se puede razonar con los fanáticos. Hay que ser más fuerte que ellos (Alain) |
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| Impresiones |
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| Nos cuentan que... |
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la presidencia de Iberia contactó hace unos días con la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, para invitarle a la presentación de los nuevos aviones de la compañía, que se celebrará en Madrid el próximo 19 de enero. El motivo para que la ministra fuera la madrina del acto era la nomenclatura elegida para las aeronaves, que serán bautizadas con los nombres de especies protegidas de la fauna ibérica. Un avión se llamará Urogallo; otro, Oso pardo; otro, Lince ibérico; otros, Aguila imperial, Buitre negro, Tortuga boba... y así hasta alrededor de una docena. En el Ministerio de Medio Ambiente valoraron la iniciativa de la empresa que preside Fernando Conte, pero prefirieron declinar la invitación para que la asistencia de Narbona no fuera interpretada como un gesto de debilidad o de aquiescencia ante las aerolíneas, justo cuando el sector se enfrenta -y se resiste- a la posibilidad de que los gobiernos europeos impongan un nuevo impuesto verde sobre el combustible aéreo, hasta ahora libre de tasas. En pleno debate sobre las consecuencias del cambio climático, el gravamen sería una medida complementaria al Protocolo de Kioto, que no contempla las emisiones del sector aéreo civil. El Ministerio no ve con malos ojos el homenaje a nuestras especies, pero cree que es más importante guardar las apariencias que prestarse a lo que en definitiva no deja de ser una operación de marketing.
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