Quizá su nombre diga poco, pero estuvo entre las bambalinas de algunos de los personajes más memorables del dibujo animado. Iwao Takamoto, creador de Scooby Doo, ha fallecido en el Cedars Sinai Medical Center de Los Angeles víctima de un infarto. Tenía 81 años. Soberbio dibujante, sus criaturas bailan en nuestro imaginario.
Incluso Frank Sinatra rindió un homenaje al perro miedoso, especialista en resolver embrollos fantasmagóricos, mencionándolo en su canción Strangers in the night. Pocas victorias podríamos añadir a ésa, pero conviene reivindicar a Takamoto en esta época en la que el dibujo tradicional está perdiendo la guerra contra la informática.
Hijo de un emigrante japonés natural de Hiroshima, Takomoto nació en Los Angeles en 1925. Cuando estalló la II Guerra Mundial fue internado, como otros miles de compatriotas, en los campos de concentración que el Gobierno estadounidense creó durante la época.
Aunque fueron años duros, allí aprendió a dibujar, de la mano de unos amigos. Su individualidad, vocación e inventiva quedaron fijadas en el lugar más sombrío. Como respuesta al miedo, Takamoto dedicó el resto de su vida a engendrar más vida, creaciones animales con rasgos antropomórficos de ésas que tanto molestan a los puristas de un supuesto canon ético aplicado al dibujo animado. Jamás renegó del país ni maquilló su biografía escudado tras aquellos sucesos.
Takamoto comenzó su carrera en Disney. A las órdenes de Milt Kahl, el mítico creador del tigre Shere Khan, participó como dibujante en El Libro de la Selva, obra fundamental de Disney, tan hedonista que mantiene sus propiedades inmutables. Añadir adjetivos a la recreación de la novela de Kipling resulta superfluo. Khal, por cierto, también engendró a Bambi y Takamoto estuvo a su lado como asistente, en un aprendizaje febril que alimentaría el resto de su carrera. La bella durmiente, Cenienta, La dama y el vagabundo o 101 dálmatas fueron algunas de las películas en las que participó. Todas ellas conforman el corpus fundamental de Disney, su edad dorada.
En 1961 abandonó la factoría para fichar por los estudios Hanna-Barbera. Junto a la pareja formada por Joseph Barbera y Ed Benedict, creador de Los Picapiedra, nació la que constituye su gran aportación animada, Scooby Doo. Otros personajes de la serie, así como Astro, el perro de Los Supersónicos, o Penélope Glamour de Los autos locos, nacieron de su imaginación, capaz de la mayor expresividad en un medio tan calculado.
Consagrado en el estudio, recibió diversos encargos, entre otros la dirección de la versión animada de Charlotte's Web (1973). Productor ejecutivo, director y dibujante, Takamoto ejerció como válvula fundamental en Hanna-Barbera.
Vicepresidente del Departamento de Diseño Creativo, él fue quien supervisó durante años las ideas de sus colegas e instruyó a las futuras generaciones. En 2005 recibió el Golden Award del Animation Guild, máximo honor que un dibujante puede lograr en Hollywood.
Tal vez ahora, cuando la animación por computadora de Pixar parece haber eclipsado el viejo dibujo a plumilla, resulte más necesario recordarlo. Fue un baluarte de la vieja escuela. Artesano minucioso, bañó los pinceles en el agua negra de interminables horas bocetando un gesto. Alumbró caracteres vívidos, repletos de emociones, encerrado en habitaciones húmedas, asediado por plazos imposibles y taréas hercúleas. Representa al Hollywood clásico, mitad cadena de montaje mitad panal de genios, y deja en la memoria un ramillete de obras maestras. A la luz de su obra, quien diga que el dibujo animado constituye un género chico es que no ha entendido nada.
Iwao Takamoto, dibujante, nació en 1925 en Los Angeles, ciudad donde falleció el 8 de enero de 2007.