DANIEL GARCIA SASTRE
BARCELONA.-
Como ocurre con algunas especies del reino animal, y particularmente entre los humanos, el cortejo entre el PP y CiU está resultando difícil. La parte popular, a la que se supone más interesada que la nacionalista, lanzó ayer una advertencia a su pretendida: si la federación no cambia de estrategia y accede a sus agasajos, habrá tripartito «hasta el juicio final».
El martes, el presidente del PP, Josep Piqué, ya adelantó que su partido priorizará los pactos con CiU de cara a las elecciones municipales con el objetivo de conseguir gobernar en el mayor número posible de ayuntamientos. Ayer, el portavoz popular, Francesc Vendrell, señaló la división de opiniones que, en su opinión, existe en CiU a la hora de plantearse pactos con su formación.
«Ya hablaremos cuando se aclaren», dijo en referencia a la actitud de Convergència, que parece mucho más reticente que la de su socio, Unió Democràtica. También hizo un llamamiento a que la federación se una al «modelo alternativo al tripartito» que propone el PP.
Ayer pareció que Felip Puig, miembro de CDC y portavoz de CiU, había variado sensiblemente su discurso cuando dijo que querría «contemplar ese supuesto», porque permitiría «maniobra política» a los nacionalistas. Sin embargo, dio la de arena a los populares cuando volvió a exigir, para llegar a algún acuerdo, no sólo la retirada del recurso del PP al Estatut, sino también «que no se reproduzcan actitudes como las cuñas publicitarias en la radio andaluza» o el gusto por azuzar las «bajas pasiones» contra Cataluña del resto de los españoles que la federación atribuye a los conservadores.
El PSC, siempre solícito cuando se trata de participar en un debate de estas características, se ocupó ayer de advertir a quien quiera escuchar de que «la derecha» siempre acabará pactando si puede, y señaló la «evidente voluntad» de convergentes y populares de guiñarse el ojo. Continuando con la terminología amatoria, la portavoz adjunta de los socialistas en el Parlament, Carme Figueras, alertó de que la primera muestra de cariño podría darse tras las municipales, cuando se decide el futuro de los ayuntamientos.No especificó, sin embargo, si se refería a los carnales.
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