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Cinco bibliotecas catalanas han firmado un convenio con Google por el que la empresa cibernauta digitalizará centenares de miles de libros de sus respectivos catálogos. Luego pondrá los volúmenes a disposición de los usuarios de Internet, quienes podrán acceder a ellos y descargárselos -sin coste alguno- en PDF.
Para evitar problemas legales con los derechos de autor, todos los títulos que se introduzcan en el nuevo archivo serán de dominio público. Así, aparecerán en red obras de Ramon Llull, Jacint Verdaguer o Cervantes, entre otras de alto valor patrimonial.Obras que, hasta ahora, se ocultaban en el fondo de las estanterías de la Biblioteca de Cataluña, el Ateneu Barcelonès, el Monestir de Montserrat, la Biblioteca Episcopal del Seminari, y el Centre Excursionista. Más de 300.000 libros, en fin, cuyo soporte de papel empezaba a resultarles insoportable.
Una metáfora similar utilizó ayer Joan Manuel Tresserras para presentar el proyecto. Respaldado por los directores de las bibliotecas participantes, el conseller de Cultura y Medios de Comunicación repasó las dificultades con las que ha tenido que enfrentarse la conservación de la memoria: inicialmente: la rutina inicial que requería la cultura oral dio paso a los documentos escritos, que tardaron en llegar a todo el mundo. «La primera gran revolución fue la imprenta», dijo Tresserras. «La digitalización representa una nueva revolución», concluyó.
Según el conseller, «si la biblioteca representa un símbolo del conocimiento», Internet es la biblioteca de bibliotecas. No es únicamente un «depósito de memoria», sino también un instrumento para difundirla. «Quien desaparece en la cultura de masas, desaparece para sí mismo», sentenció.
Y para no perderse en la abundancia, ahí está Google, «que ha sabido gestionar enormes cantidades de información facilitando su acceso». Según Tresserras, el convenio con el buscador «es un negocio para las dos partes». Para las bibliotecas, el beneficio es evidente: la directora de la Biblioteca de Cataluña, Dolors Lamarca, ha calculado que el coste de digitalización de su fondo ronda los 60.000 euros. La de Cataluña actuará como coordinadora e interlocutora de las otras cuatro adheridas al proyecto.
Pero también Google saca provecho del acuerdo. Así lo aseguró Jens Redner, director de búsqueda de libros para Europa, Oriente Medio y Africa. Durante la presentación, Redner explicó que Google ha abierto dos tipos de archivo. Uno, mediante el pacto con editoriales, que utilizan Internet como escaparate para mostrar sus títulos; en este caso, se ofrece algún texto de los mismos siempre que se hayan establecido los permisos. La otra posibilidad es el convenio con las bibliotecas.
En ambos casos, Google se encarga de los gastos de digitalización.El sistema de rastreo es el mismo: a partir de una palabra, el portal busca todas las obras que contengan esa palabra; también lo hace por título, autor, etc. «Además, junto al libro registrado, añadimos datos de interés, como los establecimientos de venta más cercanos, o la dirección de las bibliotecas locales», añadió Redner. Precisamente de esa cantidad de información y, sobre todo, de la codificación de la misma, es de lo que se nutre Google.
Pese a que la adhesión de las bibliotecas catalanas supone la segunda institución no anglófona que colabora con este programa de Google -la décima a escala mundial- Redner no se aventuró a concretar en qué fecha estará listo el proyecto; asegura sin embargo que será «antes de dos años». Por otra parte, el directivo evitó desvelar el coste exacto que supone para la compañía la digitalización del patrimonio.
La biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Oxford son las otras dos entidades europeas que firmaron este acuerdo. Para Tresserras, el convenio representa la «típica medida de fomento» que aspira llevar a cabo desde su departamento. Sin duda es consciente de que, hoy, si no sales en Google, no eres nadie.