J. M. D
VITORIA. - El partido contra el Barcelona era una oportunidad única para dejar en evidencia a Dimitri Piterman, cuya gestión está desmantelando un club histórico. Y todo habría ido fenomenal si cuatro energúmenos encapuchados no hubieran aprovechado para jugar a las avalanchas. Desde la zona donde se sitúan habitualmente las peñas se produjo un movimiento de un centenar de personas que cruzó el campo jaleando al público. Hasta que alguien metió la pata.
La vanguardia de este movimiento se enfrentó a los ertzainas, que acudían a impedirles el paso a la zona del palco. Al más inepto de todos se le ocurrió lanzar un extintor contra los policías sin pensar en la gente que había en medio. Afortunadamente el extintor no impactó en nadie, pero la humareda se pudo ver incluso a través de las imágenes de televisión.
El enorme despliegue policial impidió que los incidentes pasaran a mayores. Corrió incluso el rumor de que parte del público planeaba una invasión de campo antes de que concluyera el partido, cosa que finalmente no se produjo. Lo que sí hubo, y ya viene siendo habitual, son los cánticos constantes contra la figura de Piterman y de casi todos los miembros de su familia. El ucraniano abandonó el estadio cerca de la una de la madrugada.
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