José Luis Rodríguez Zapatero todavía ve posible recuperar a una parte de Batasuna.
Fuentes del Gobierno aseguran que no esperan ningún movimiento dada la situación creada tras el atentado de Barajas. Sin embargo, dichas fuentes aseguran que es evidente que la abrupta ruptura del alto el fuego por parte de ETA ha provocado un fuerte debate interno en la izquierda abertzale que tiene muy pocos precedentes.
El Gobierno da por hecho que la actual situación ha causado una evidente diferenciación entre la posición de quienes apostaban claramente por la política y pretendían la creación de foros como la mesa de partidos y quienes, finalmente, han decidido volar el proceso en Barajas.
En esa posición no hay ninguna certeza de que esa discrepancia pueda materializarse en un pronunciamiento público de esos dirigentes de Batasuna, pero sí podría ser el germen de un progresivo alejamiento de algunos sectores de la línea ortodoxa tradicional de ETA.
Esto ocurrirá, en todo caso, a medio o largo plazo, y no es probable que se sustancie antes de las elecciones municipales y forales del 27 de mayo. Es más, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, reiteraron ayer en público que no hay ninguna posibilidad de que la formación ilegalizada pueda presentar su candidatura en esos comicios. «Es la ley», dijo el ministro.
Esta supuesta diferenciación entre ETA y Batasuna que detecta el Gobierno estaba incluida de forma expresa en la entrevista publicada anteayer por The New York Times con el ministro del Interior, que pretendía servir para fijar la posición oficial del Ejecutivo.
Así, el ministro aseguraba que el atentado sorprendió tanto al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero como a Batasuna. «Nadie sabe realmente por qué ETA lo hizo, porque vimos incluso a Batasuna conmocionada por ello. ETA incluso engañó a su brazo político. Sabíamos que había tensión con ETA y con Batasuna, pero esto fue una sorpresa. Era imposible predecir algo así».
Esta supuesta discrepancia entre Batasuna y ETA ha sido trasladada también al presidente del Gobierno por el líder del PNV, Josu Jon Imaz, con quien habla frecuentemente desde el atentado de Barajas.
La referencia que maneja el Gobierno estos días es la de lo que fue la creación de Aralar tras la ruptura de la tregua de 1999. Esta formación recoge todos los postulados de la izquierda abertzale salvo las de la violencia y en las últimas elecciones vascas entró en el Parlamento autonómico.
Incluso, su líder Patxi Zabaleta tiene alguna posibilidad de ser el nuevo presidente de Navarra, al frente la coalición Nafarroa Bai y con apoyo del PSN e Izquierda Unida, si se confirmaran en mayo los resultados de encuestas como la de Sigma Dos que publicó EL MUNDO el pasado mes de octubre.
Ahora, el Gobierno asegura que hay una bolsa importante de la sociedad vasca que apoyó siempre a Batasuna, con sus diferentes siglas, y que rechaza la ruptura del alto el fuego y la posición de ETA que se concreta en el comunicado del martes.
En cómo se materialice esa discrepancia dependerá si aflora o no en los próximos meses.
El presidente del Gobierno basó, en parte, sus expectativas sobre el proceso, en su confianza en la posición de algunos dirigentes de Batasuna como Arnaldo Otegi. Por eso, no dudó en forzar la reunión con Patxi López cuando supo que estos dirigentes estaban dispuestos a negarse a comparecer a una citación judicial para forzar su detención.
Durante el llamado proceso de paz, el Gobierno ha confirmado que Batasuna y ETA mantenían ritmos, posiciones y exigencias distintas. Con la primera, asegura, estuvo a punto de cerrarse un acuerdo de mínimos sobre la metodología de la llamada mesa de partidos. Incluso, en algún momento, el Ejecutivo tuvo la percepción de que dirigentes de Batasuna estaban dispuestos a promover su legalización.
En la última fase de las conversaciones, antes del atentado del 30 de diciembre, el Gobierno comprobó que Batasuna quería esperar a la decisión del Tribunal de Estrasburgo contra su ilegalización.
La mayoría de los dirigentes de Batasuna, empezando por Otegi, tienen abiertos procesos judiciales que deberán sustanciarse en los próximos meses. Según la previsión del Ejecutivo, un escenario de vuelta del terrorismo tendrá como conclusión probable su ingreso en prisión.
Alfredo Pérez Rubalcaba, anoche, recordó al líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, que «ETA ha roto la tregua y el proceso» con el atentado de Barajas.