RAMON SANMARTIN
SAN SEBASTIAN.-
Un día después de que la mayor parte de las fuerzas políticas valoraran el último comunicado de ETA, la izquierda abertzale ofreció ayer su esperada interpretación del documento.
El líder radical, Arnaldo Otegi, consideró que con este texto la banda terrorista «ha vuelto a subrayar» que mantiene «intactos todos sus compromisos y objetivos» manifestados el 22 de marzo del año pasado, y recalcó que este hecho «tiene que dar pie suficiente» para trabajar en la reconstrucción de condiciones que permitan retomar el proceso de resolución del conflicto político vasco.
El dirigente de Batasuna destacó que, independientemente de «valoraciones legítimas» y del «juego de reproches y especulaciones» generado en torno al último comunicado de ETA, hay un «dato objetivo» que se desprende del texto y que no es otro que la consolidación de la organización en los compromisos adoptados en la declaración del alto el fuego del 22 de marzo.
En su opinión, «reiterando» estos compromisos y «manteniendo intacto el alto el fuego», ETA ha puesto encima de la mesa «una vez más su voluntad» e implicación con «este proceso», por lo que la pelota habría pasado al tejado del Gobierno y del PSOE. Otegi afirmó que al Ejecutivo le «toca decir» ahora si está dispuesto a rehacer «las condiciones» para retomar el proceso y «llevarlo hasta el final», y le emplazó a que responda al llamamiento realizado por la formación ilegalizada el pasado lunes.
El líder abertzale instó al Gobierno central a que «manifieste» y «haga público» su compromiso con un proceso basado en el «respeto mutuo» y con un escenario en el que «todos los proyectos políticos» sean defendibles y materializables, «si así lo demanda la voluntad mayoritaria» del pueblo vasco expresada «libre, democrática y pacíficamente». Además, le exige que anuncie «si respetará o no», «sea cual sea», el acuerdo al que lleguen las fuerzas políticas vascas, ya que esto supone «poner la primera piedra para una solución realmente democrática», señaló. También instó a quienes han tachado el texto de «nefasto, sarcástico y esquizofrénico» a que desvelen «cuál es su receta» para poner en marcha un proceso de solución.
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