Estos porcentajes suponen que, aunque los españoles no comparten la euforia oficial -el Gobierno exhibe cada día cifras macroeconómicas récord-, sí admiten una cierta bonanza. De hecho, su opinión mejora con respecto a la encuesta de enero de 2006, en la que un 33% de los españoles calificaba de buena o muy buena la situación económica.

Los datos coinciden con el hecho de que el vicepresidente segundo, Pedro Solbes, recibe regularmente la aprobación de los españoles a su gestión. Suele ser el miembro del Gobierno más valorado después de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, pese a su bajo perfil mediático y su desinterés por presentar a la opinión pública medidas populares.

Son los votantes socialistas los más entusiastas con la situación económica. Un 56,1% la considera buena o muy buena, frente a los 35,7% de Izquierda Unida o los 35,5% del PP. Entre estos últimos, la mayoría se decanta por calificar de «regular» la coyuntura.

Pese a estos datos, cuando se pregunta a los españoles si creen que la economía mejora o empeora con respecto al pasado año, la gran mayoría, el 48,8%, se inclina por creer que sigue igual. Es prácticamente el mismo porcentaje de 12 meses antes, lo que supone que la percepción general es que la economía española no está cambiando sustancialmente en los últimos tiempos. No en vano, mantiene un crecimiento ininterrumpido desde hace más de una década con los distintos gobiernos.

Frente a esta línea de continuidad, un 32,3% estima que ha empeorado con respecto al año anterior y un 16%, que ha mejorado.

La percepción de la situación política es menos favorable. En la encuesta, sólo el 22% de los españoles cree que es buena o muy buena. En cambio, un 48,6% cree que es regular, y un 28%, que es mala o muy mala. Llama la atención que el 57% de los votantes del PSOE cree que en el último año la situación política no ha cambiado y el 22,7% opina que incluso ha ido a peor. Sólo el 19% sostiene que ha mejorado. Más pesimistas son los votantes del Partido Popular.