De esta manera, con 33.000 votos y tan sólo tres diputados, Munar dispone de la misma cuantía para comidas, viajes, vestuario o regalos que un Zapatero que fue elegido por casi 11 millones de españoles. La presidenta del Consell de Mallorca ha decidido incrementar este año, y con motivo de las próximas elecciones autonómicas y municipales, sus gastos discrecionales. Una partida que emplea a su antojo y que depende directamente de sus designios, según ella misma ha establecido en los presupuestos de la institución que preside.

Si el pasado año la cifra fijada por Munar ascendía ya a 465.000 euros, ahora ha optado por incrementarla todavía más superando el medio millón de euros de dinero público y fijando una cifra inaudita en la Historia de la Administración pública en Baleares. Esta barrera, la de los 500.000 euros, sólo la franquean, por citar otro ejemplo concreto, además de la Presidencia del Gobierno, instituciones como el Congreso de los Diputados. La Cámara Baja reserva cada año 743.000 euros para los gastos de representación de todos y cada uno de los parlamentarios.

Y si los gastos de protocolo de Munar sorprenden al compararlos con organismos nacionales, las diferencias con el resto de instituciones públicas insulares es todavía más acusada. El presidente del Gobierno regional, Jaume Matas, tiene a su disposición un total de 230.000 euros para asumir sus gastos de representación, menos de la mitad de lo que se acaba de fijar su socia de gobierno. Y la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, se reserva para sus compromisos una quinta parte que Munar: unos 100.000 euros.

También Jaume Matas, con 179.000 votos en los últimos comicios, se ve obligado a afrontar los compromisos aparejados a su cargo con una cantidad considerablemente inferior a la que se ha dispuesto unilateralmente una Maria Antònia Munar que atesora menos de una quinta parte de los sufragios conseguidos por el PP.

La mandataria de UM ha decidido disparar sus gastos discrecionales cuando atraviesa el momento más complicado de su carrera política, cuando más escándalos de corrupción salpican su figura y cuando un juez, el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Palma, está investigando una a una las subvenciones que otorga el Consell de Mallorca, que preside en el marco de la popularmente conocida como Piñata de Munar. Bajo esta denominación se engloban los más de 3,5 millones de euros de dinero público que Munar ha venido repartiendo entre asociaciones creadas ad hoc por altos cargos de su partido y amigos.

En los tribunales se encuentra también ya la venta, por parte de Munar, del privilegiado solar público de Can Domenge por la mitad de su precio: 30 millones de euros. Eso, a pesar de que uno de los concursantes, la promotora Núñez y Navarro, pusiera encima de la mesa más del doble: 61 millones.

Otro ejemplo es el del presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín, que percibe mensualmente 3.654 euros en concepto de gastos de representación. Ésta es la cantidad que tiene asignada por ley para poder hacer frente a sus compromisos institucionales. Una cifra que, al año, paradójicamente resulta ser 10 veces menor que la que se ha dispuesto para este año la presidenta del Consell de Mallorca.

Marín cobra, como el resto de parlamentarios, un sueldo base de 2.918 euros mensuales. A esta cantidad se suma un complemento de 10.017 euros en el que va incluido el plus por gastos de representación. El resto de conceptos, hasta alcanzar la citada cifra, se centran en 3.365 euros por ser miembro de la Mesa y otros 2.996 para gastos de libre disposición.

En el caso de los vicepresidentes de la Cámara, el complemento de gastos de representación es inferior y está establecido en 1.072 euros. Este emolumento lo perciben la socialista Carme Chacón, el diputado de CiU Jordi Vilajoana y los populares Gabriel Cisneros e Ignacio Gil Lázaro.