Jorge Fernández
Me tocó estar encerrado en la cárcel de Carabanchel en 1970. En aquella época, el franquismo comenzaba a declinar porque se iban cimentando en la sociedad unas ansias de libertad incompatibles con el régimen.
Esta prisión era todo un símbolo de la represión que la policía política se veía obligada a imponer tratando de colocar inútiles puertas al mar. Junto con los famosos calabozos de la Dirección General de Seguridad instalados en la Puerta del Sol, hoy sede de la Comunidad de Madrid, constituía el paso obligado de las personas que mostraban abiertamente sus discrepancias con la dictadura.
La cárcel de Carabanchel era en los 70 un enorme, viejo y obsoleto edificio donde se hacinaban miles de presos comunes y políticos. Al margen de la iniquidad que representaba privarte de libertad por motivos ideológicos, la convivencia dentro era memorable por la solidaridad entre los reclusos, por las posibilidades de aprender de gente experimentada, por sentirte parte de las personas que se esforzaban por pasar página en la Historia de España.
Es motivo de alegría saber que finalmente se construirá un centro sanitario para salvar vidas en el lugar en que todavía se alza esa especie de fortaleza donde tanta gente se dejó la vida.
Jorge Fernández fue fundador y director adjunto de EL MUNDO y estuvo detenido en Carabanchel.
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