Jueves, 11 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6234.
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 OPINION
El agua entendida como pacto
IGNASI PLA

Puedo decir con orgullo que en mi tierra, la Comunidad Valenciana, tenemos acumulados siglos de experiencia en la resolución de conflictos relacionados con la gestión del agua. Basta acercarse cada jueves, a las 12 del mediodía, a la puerta de los apóstoles de la catedral de Valencia, para reconocer un hecho diferencial de la cultura valenciana: el Tribunal de las Aguas.

Su historia se hunde en las raíces del pueblo valenciano y confirma que el espíritu de justicia y equidad que le vio nacer ha prevalecido durante miles de años. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, los conflictos relacionados con el agua en mi región han dejado de dirimirse a las puertas de la catedral y han pasado a ser eje central de la agenda política valenciana y noticia habitual en los informativos de la televisión autonómica.

El Tribunal de las Aguas ha logrado sobrevivir a un sinfín de avatares, incluida la temida Inquisición. Pero los tiempos cambian a una velocidad vertiginosa. Cuando en 1950 entró en funcionamiento el pantano de Benagéber, que regula los caudales del río Turia, el Tribunal perdió parte de su importancia con la mengua del número de pleitos que se derivan de la falta de agua. En la actualidad, la mayor amenaza que se cierne sobre él es la desaparición física de la misma huerta valenciana. Sin huerta, no hay Tribunal que valga.

Los tiempos están cambiando y la mano del hombre está provocando incluso un cambio climático de imprevisibles consecuencias. En este contexto, no sólo está en peligro un hecho diferencial de la cultura valenciana; también lo están nuestra tierra, nuestro medio natural, nuestra propia existencia. Y no es por ejercer de apocalíptico, pero, o nos damos cuenta de que hay asuntos que tenemos que resolver entre todos, o a lo peor llegamos demasiado tarde.

El tema del agua es uno de esos asuntos. Fíjense: las dos cuencas hidrográficas que abastecen a la Comunidad Valenciana -la del Júcar y la del Segura- sufren la peor sequía desde que se tienen mediciones fiables. La del Júcar está al 14'5% de su capacidad de embalse y la del Segura, al 12%. Por no hablar de la principal reserva de aguas subterráneas que representan los acuíferos del Vinalopó, catalogados como sobreexplotados desde los años 80.

Con este panorama tan desolador, resulta muy fácil echar mano de la demagogia más ramplona para manipular a la opinión pública, a través de la opinión publicada, y convertir la escasez de agua en un elemento clave dentro de la batalla política. Lamento enormemente esa actitud, que, por desgracia, venimos padeciendo en la Comunidad Valenciana desde hace más de una década.

Igual que lamento la escasa altura de miras de algunos responsables políticos. Porque en nuestras manos está hacer de la política una actividad más respetable si somos capaces, entre todos, de resolver los problemas que más afectan y preocupan a nuestra gente. Por eso considero un gran acierto que el presidente Zapatero ofrezca hoy, en la Conferencia de Presidentes, un gran pacto del agua.

Nuestro futuro está en juego, y se hace imprescindible un ejercicio de corresponsabilidad por parte de todas las administraciones del Estado, y muy especialmente por parte de las Comunidades Autónomas. El nuevo Estatuto valenciano -aprobado recientemente por las Cortes Valencianas, el Congreso y el Senado- garantiza el derecho de las valencianas y los valencianos a disponer del abastecimiento suficiente de aguas de calidad, y reconoce el derecho de redistribución de los sobrantes de aguas de cuencas excedentarias atendiendo a criterios de sostenibilidad de acuerdo con la Constitución y la legislación estatal.

Nuestra flamante reforma estatutaria -la primera de todas- nace del pacto entre las dos principales fuerzas políticas de la Comunidad Valenciana: el PP y el PSOE. Hemos sido capaces de alzar la mirada y trazar la senda de progreso a seguir. Pero con eso no basta... Ahora es necesario, como decía el poeta, hacer camino al andar. Es decir, avanzar día a día para hacer factible ese futuro mejor para todos. Y en materia de agua, el PP valenciano no parece estar por la labor.

El pasado mes de diciembre, los socialistas valencianos le ofrecimos al Partido Popular la posibilidad de debatir en las Cortes autonómicas una postura consensuada entre todas las fuerzas políticas para que la voz del pueblo valenciano se escuchara nítidamente en la Conferencia de Presidentes de hoy. El PP rechazó el debate. A principios de esta misma semana, ya in extremis, le he ofrecido personalmente al presidente Camps la posibilidad de sentarnos a negociar al menos un pacto en materia de agua que nos permitiera aunar esfuerzos para realizar propuestas constructivas y asumir compromisos duraderos sobre una cuestión tan sensible para nuestro pueblo como es ésta. Pero Camps se ha negado a negociar y, lo que es peor, sigue enrocado en el trasvase del Ebro...

Le he intentado explicar al presidente de la Generalitat valenciana que la mejor apuesta por nuestra «autonomía hídrica» no es precisamente el trasvase del Ebro que aprobó el Gobierno de Aznar. En nuestra comunidad no podemos estar pendientes de lo que llueva a 1.000 kilómetros de distancia. Le he dicho públicamente que antes de reclamar el agua del Ebro defienda lo nuestro, es decir, defienda el Júcar y el Segura. Porque es intolerable la situación por la que atraviesan nuestros dos ríos más importantes.

Le he pedido que colabore con el Gobierno de España en la ejecución del Programa AGUA en la Comunidad Valenciana, que supone una inversión multimillonaria en proyectos de depuración, reutilización, desalación y modernización de regadíos. Y le he dicho también que tanto el Tajo-Segura como el Júcar-Vinalopó son dos trasvases fundamentales para nuestra región, insustituibles hasta la fecha. En todo caso, le he dado mi palabra de que si, después de poner en marcha todos esos proyectos, nos hace falta más agua, estoy dispuesto a reclamar con él los sobrantes de otras cuencas excedentarias, incluida la del Ebro. Pero él sigue en sus trece, obstinado en el error.

Porque no es de recibo negarse a debatir; negarse a negociar; negarse a colaborar; y, al mismo tiempo, buscar permanentemente la confrontación con nuestros vecinos. Los mismos que acusaban a Zapatero de romper España con las reformas estatutarias caen en su propia trampa; suscriben ahora las polémicas reformas y se dedican permanentemente a provocar el enfrentamiento entre territorios por un puñado de votos... Flaco favor le hacen a España.

Como se dice vulgarmente, ha llegado la hora de mojarse, de demostrar si lo que se quiere es agua para siempre o estar mareando siempre con el agua. Parle vosté es la expresión que suele utilizar el presidente del Tribunal de las Aguas para dar el turno de palabra a cualquiera de las partes en litigio que comparecen ante él. Al final, el Tribunal escucha a todas las partes y emite su veredicto. Hoy, en la Conferencia de Presidentes autonómicos, el presidente Zapatero ofrecerá un gran pacto del agua. Estoy convencido de que el pueblo valenciano quiere ese pacto. Parle vosté.

Ignasi Pla es candidato socialista a la Presidencia de la Generalitat valenciana.

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