Viernes, 12 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6235.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Los terroristas intentan modificar nuestro comportamiento provocando miedo, incertidumbre y división en la sociedad (Patrick J. Kennedy)
 CATALUNYA
El siglo XXI es para los músicos
Una nueva generación de creadores catalanes emerge con fuerza. Sus nombres son desconocidos para el público, pero sus obras se oyen en escenarios de todo el mundo. El futuro está en sus pentagramas
ANA MARIA DAVILA

Atrevidos, osados y sin complejos. Ajenos, por completo, a la imagen del artista taciturno e incomprendido. Seguros de sí mismos, están convencidos de que su trabajo no tendrá dificultades a la hora de conectar con el público y no dudan en afirmar que el tan comentado divorcio entre música contemporánea y público «es cosa del pasado».

Así es una nueva generación de compositores catalanes que emerge con fuerza; jóvenes creadores que acumulan premios y reconocimientos y cuya música ha llegado antes a los escenarios internacionales que a los de su propia casa.

Héctor Parra, Ramon Humet, Bernat Vivancos y Domènec Gonzàlez de la Rubia forman parte de un colectivo ecléctico y heterogéneo, que no se siente hermanado ni identificado con los mismos planteamientos estéticos, aunque está claro que les unen muchas cosas. De entrada, un estilo nuevo a la hora de enfrentarse al hecho creativo, una suerte de renovadora y estimulante energía. Son creadores nacidos bajo el signo de unos nuevos tiempos, forjados en el uso de las nuevas tecnologías y ciudadanos de un mundo en el que Internet ha abatido las fronteras. Un tiempo singular que ha convertido la música escrita hace apenas una década en la música del siglo pasado y que ellos aprovechan para abrir un nuevo capítulo en la historia de la creación contemporánea.

Quizá más cercanos a artistas de otras disciplinas que a sus predecesores, esta nueva hornada de creadores apuesta, con decisión, por cruzar ese abismo que, hasta ahora, ha separado a la música actual del público. Sólo falta que sus nombres pasen a estar presentes -y de forma regular- en la oferta cultural catalana.Algo que, sin duda, no tiene porqué resultar utópico en un momento en el que la música contemporánea parece dar tímidos pasos de cara a su normalización, pese a la enorme distancia que aún sigue existiendo, en este sentido, entre Barcelona y otras capitales europeas, incluyendo Madrid.

Qué duda cabe que el año que acaba de terminar fue especialmente generoso en el reconocimiento y el recuerdo de algunas de las grandes figuras de la música catalana del siglo XX. Compositores como Joaquim Homs, Joan Guinjoan o Xavier Benguerel han sido objeto, en los últimos meses, de indiscutidos -y en algún caso, tardío- homenajes.

No obstante, y al margen de la idoneidad de dichas iniciativas, en el otro extremo del arco cronológico, y prácticamente desconocidos para el público, una nueva generación de compositores se prepara para coger el relevo. Libres de ataduras y de anclajes estilísticos, los nuevos compositores del siglo XXI conforman un colectivo heterogéneo, pero con inequívocas señas de identidad comunes.

Desde su perspectiva de músico y presidente de la Associació Catalana de Compositors, Domènec Gonzàlez de la Rubia (Barcelona, 1964) tiene, sin duda, una privilegiada visión de conjunto de lo que está ocurriendo en el panorama musical catalán.

«Está claro que existe una nueva generación de músicos, nacidos entre los años 60 y 70, que no se da la mano directamente con la anterior y que es muy heterogénea. Son músicos con una excelente preparación, que han salido a formarse al extranjero y cuyo trabajo es de una enorme libertad creativa, porque sus referentes musicales no tienen nada entre sí», señala González de la Rubia.

Él mismo es un ejemplo de ello. Compositor y activísimo director de orquesta, estudió en Bratislava y su música se ha escuchado en diferentes festivales, tanto de España como del extranjero.Actualmente trabaja en un ciclo de canciones sobre poemas de Christina Rossetti y para 2008 tiene previsto estrenar, en Bélgica, una cantata con texto del escritor Marcel Moreau.

Con un currículum apabullante, el joven compositor Héctor Parra (Barcelona, 1976) es uno de esos nombres a tener muy en cuenta en el futuro, pese a que en su ciudad natal siga siendo prácticamente un desconocido.

Hace cinco años se trasladó a París y ahora es compositor en residencia del IRCAM -el Institut de Recherche et Coordination Acoustique/Musique, creado y dirigido por Pierre Boulez-, donde trabaja en un interesantísimo proyecto destinado a acortar distancias entre la electrónica y la instrumentación en vivo.

Sus obras han sido interpretadas por formaciones del prestigio del Ensemble Intercontemporaine, el Arditti String Quartet, la Filarmónica de Lieja o la Orquesta Nacional d'Ile de France y, en 2007, su música estará presente en el Festival Internacional de Lucerna, en el parisino Centre Georges Pompidou, en el Centro Nacional de Arte Reina Sofía y en el Festival Nous Sons de Barcelona.Para redondear, el próximo mes de junio, en el madrileño Teatro Albéniz, estrenará una pieza de teatro musical, para tres actores, soprano y electrónica, basada en la obra del poeta ruso Velimir Khlebnikov.

Apenas tres años mayor, Bernat Vivancos (Barcelona, 1973) está consiguiendo que su música se escuche de forma regular en Barcelona.Formado musicalmente en la Escolania de Montserrat y con estudios de composición en el Conservatorio de París y en la Academia Noruega de Música de Oslo, su música ha sido interpretada por la Holland Symphony Orchestra, la Filarmónica de Radio France, la orquesta de la RTVE y también la OBC, que ha programado partituras suyas en dos ocasiones -La ciutat dels àngels, en febrero de 2003, y Blau, el pasado diciembre- y estrenará una tercera en octubre, que formará parte de la representación cultural catalana en la Feria del Libro de Frankfurt. También tiene en proyecto la composición de una cantata para el Cor de Noies del Orfeó Català.

Premio de composición Joaquín Rodrigo-Villa de Madrid en 2005 y premio Reina Sofía en 2006, además de finalista en el Concurso Internacional de Composición Olivier Messiaen, a Ramon Humet (Barcelona, 1968) la Orquesta Sinfónica de Montreal le acaba de estrenar, hace dos días, una obra titulada Escenes d'ocells.Y tiene en preparación un oratorio-ballet para soprano, piano y electrónica en homenaje a Marta Graham, que se estrenará durante este curso.

Todos ellos coinciden en que no es posible hablar de un colectivo generacional porque «no existe ningún grupo definido ni tampoco tendencias paralelas. Todos tenemos personalidades completamente diferentes y hacemos una música totalmente distinta», afirman.«Lo que sí podemos decir es que lo que define a la creación catalana actual es la ausencia de una radicalidad ciega. Como no tenemos un único pilar en el que apoyarnos, somos nómadas que apostamos por la integración estética», añade Héctor Parra.

Nómadas y libres, los nuevos creadores priorizan las conexiones horizontales por encima de las verticales -«estamos más en relación con otros artistas, como los creadores multimedia, que no con los compositores que nos preceden generacionalmente»- y abordan el hecho compositivo con nuevos recursos -las nuevas tecnologías devienen herramientas cotidianas- y energías.

«Creo que se está dando una suerte de hibridación con toda la nueva experimentación multimedia que existe actualmente, aunque pienso que lo más importante es que los nuevos creadores nos planteamos las obras bajo un nuevo enfoque y con una energía alejada de los paradigmas clásicos, más cercana al sentido actual», opina Parra. «De hecho -interviene Ramon Humet-, creo que se está produciendo un cambio de arquetipos. La direccionalidad de la creación se rompe y se introducen nuevas pautas de percepción mental».

Bajo estos planteamientos, los nuevos compositores enfrentan el futuro de la creación musical con esperanzador optimismo.«El debate sobre el divorcio entre música y público ya no es actual y sólo tiene interés desde un punto de vista historicista.Creo que estamos en una fase de reconciliación y estoy seguro de que la nueva música se escuchará cada vez más», añade Humet.

Bernat Vivancos comparte este planteamiento. Ardiente defensor de la emotividad en la música y de la fuerza de la inspiración, Vivancos opina que «en este momento lo más importante es que el compositor sea libre para crear su propio lenguaje. Estoy convencido de que la gente tiene sed de novedad, de nuevas ideas y de nuevas maneras de escuchar música».

Para este músico, «el compositor de hoy es un creador sin complejos. No se puede vivir con la idea de que la música actual es un fracaso y no es del gusto de nadie. Si esto ocurre, a lo mejor no es por un problema de comprensión, sino de calidad. Y, en este sentido, yo creo que las nuevas generaciones hemos aprendido que la gente tiene ganas de escuchar una música viva y cálida y no una serie de conceptos».

Eso sí, advierten, «en España seguimos estando en cifras culturales muy bajas y hace falta continuar apoyando el potencial creativo del país».

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad