CARMEN LLORENTE
El Banco Central Europeo (BCE) mantuvo ayer sin cambios en el 3,5% los tipos de interés oficiales de la eurozona y dio a entender al mercado que tampoco los subirá en febrero, como muchos analistas y economistas pronosticaban. Sino que esperará hasta marzo para aplicar el séptimo incremento del precio del dinero desde que inició el proceso de encarecimiento a finales de 2005. Esta decisión chocó de plano con la inesperada subida decretada ayer por el Banco de Inglaterra, que elevó, por sorpresa, un cuarto de punto las tasas oficiales, hasta el 5,25%.
El presidente de la autoridad monetaria de la zona euro, Jean Claude Trichet, prescindió ayer en su discurso de las palabras «fuerte vigilancia» sobre la inflación, reiteradas en cada una de sus anteriores comparecencias. Una omisión que el mercado entendió como que, de momento, el BCE está confortable con los actuales tipos de interés. De hecho, a la pregunta, en la rueda de prensa que siguió a la reunión del organismo, acerca de las expectativas del mercado de que las tasas alcanzarán el 3,75% para finales del primer trimestre de 2007, Trichet contestó: «No diré nada que pueda modificar las expectativas del mercado».
El máximo responsable del BCE aseguró que «observar muy de cerca todos los desarrollos es esencial para asegurar que los riesgos para la estabilidad de precios a medio plazo no se materialicen» y reiteró su actuación «firme y a tiempo» para salvaguardar la estabilidad de precios.
El máximo responsable de la política monetaria de la eurozona advirtió de la persistente tendencia alcista de la expansión monetaria del área, impulsada, sobre todo, por la alta expansión del crédito. «Mientras que, en el contexto de unos tipos al alza, el crecimiento de los préstamos a hogares ha mostrado señales de estabilización en meses recientes, aunque a niveles muy altos; el aumento de los créditos a corporaciones no financieras continúa tendiendo al alza», afirmó.
Trichet añadió que la evolución monetaria requiere «un seguimiento muy atento», en un entorno de mejores condiciones económicas y de un desarrollo fuerte de los mercados de la propiedad en muchos países de la zona euro.
Sin duda, el BCE teme los repuntes inflacionistas que está experimentando Reino Unido, donde el Banco de Inglaterra se vio obligado ayer a actuar con rapidez, tras la subida de la inflación al 2,7% en diciembre.
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