Viernes, 12 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6235.
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La ruta de los buenos propósitos
Dejar de fumar, adelgazar, relajarse, cambiar de imagen... Los primeros días del año proporcionan a muchos la oportunidad de acabar con los malos hábitos
SILVIA GRIJALBA

Septiembre y enero son los meses en los que más gente se divorcia. Y es que tener tiempo para reflexionar y para cenar con la familia es muy peligroso. Durante las vacaciones uno se quita las orejeras y echa un vistazo alrededor para darse cuenta, normalmente, de que hay muchas cosas que cambiar.

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Desde la pareja hasta el coche, pasando por el estilo de vida o el peinado. La voz de alarma puede venir después de intentar subir ese diminuto cerro que tuvimos que dejar por imposible por culpa del ataque de tos o a los pocos minutos de vernos cara a cara con ese bañador que encoge de año en año y que deja al descubierto unos michelines a los que no nos encontrábamos desde el verano pasado o la reseca interminable que comienza el día de año nuevo y termina el de Reyes...

El nuevo año y la vuelta al cole suelen traer una retahíla de buenos propósitos. De frases como «de este año no pasa», «hasta aquí hemos llegado» o «así no puedo seguir».

En cualquier caso, en ocasiones, los buenos propósitos de enero no caen en saco roto. Y bien están si sirven para que un tanto por ciento (aunque sea pequeño) de gente deje de fumar, que se alimente mejor, que no caiga en la bancarrota, esté más contento con su imagen, tenga menos estrés, se quite esos «antiestéticos kilos de más» o lleve una vida un poco más sana.

Y aunque uno sea capaz de inventar las excusas más inverosímiles para no cumplirlos, que por este periódico no quede. Podrán decir que ir a yoga les estresa, que dejar de fumar les engorda y que el régimen les pone nerviosos y entonces tienen que volver a fumar, o que el deporte es fatal para su salud... pero la disculpa de «no encuentro un sitio donde me ayuden» después de leer esto ya no sirve.

Lo más socorrido todos los años, y especialmente éste, es lo de dejar de fumar. La disculpa de que sale muy caro un tratamiento ya no nos sirve porque el Ayuntamiento de Madrid ha creado un servicio, el de Promoción de Hábitos Saludables (calle de las Navas de Tolosa, 10; 2ª planta), que ayuda a que se deje esa mala costumbre de una vez por todas.

Terapeutas, psicólogos y médicos se vuelcan con terapias individualizadas (que también se pueden seguir por Internet en la página web www.munimadrid.es/dejardefumar) y además en ese mismo centro se pueden matar dos pájaros de un tiro, ya que también tienen recursos para combatir el estrés y la ansiedad.

El estrés, ésa es otra palabra que aparece a menudo en enero. «Este año me voy a tomar las cosas con más calma». Cuando el asunto es grave, lo lógico es acudir a un psicólogo que le ayudará a manejar la ansiedad, pero si es una cuestión más llevadera, hay centros especializados en ayudarnos a lidiar con el estrés de la vida diaria.

Uno de ellos sería el City Yoga (calle de los Artistas, 43), en el que además de impartir clases de Yoga y de Pilates (del ejercicio hablaremos más adelante), se dan masajes relajantes, con piedras, basados en técnicas orientales y se ofrecen los servicios de su tanque de flotación.

Si uno se lo toma en serio y es constante en la materia, los masajes pueden ayudar a luchar contra las tensiones. También son recomendables los Baños Arabes de la calle Atocha, 14 (en una esquina de la plaza de Jacinto Benavente), o el Zensei (Blasco de Garay, 64), centrado en técnicas orientales de relajación y meditación y el Zen Place (Antonio Acuña, 13), más dedicado a técnicas orientales de belleza.

De régimen

Otro must de enero (y septiembre) es el régimen. Los dietistas afirman que en enero, en septiembre y en abril es cuando más trabajo tienen. Los adictos al régimen normalmente han adelgazado para la operación bikini y ya han vuelto a engordar (más kilos, con el efecto yo-yo) y el resto, con la cerveza, el heladito, la copita, el aperitivo y la paella, también y qué decir, en diciembre, de las consecuencias de las cenas de empresa, de amigos del colegio, de amigos a los que vemos todos los días, de Nochebuena, Fin de Año y todo lo demás. Sin olvidar el efecto devastador de las madres hiperprotectoras y sobrealimentadoras, un fenómeno universal que no conoce de razas.

Además de la necesidad de ponerse en manos de un especialista en dietética y nutrición (o, llegado el caso, de un endocrino), hay algunos métodos que si por sí mismos no adelgazan, si ayudan como complemento a una dieta y al deporte.

Una de las estrellas de los tratamientos de estética es el Thermalipo, que funciona por radiofrecuencia bipolar y reduce volumen, mejora el aspecto de la piel y combate la piel de naranja. Otro tratamiento es el Vela smooth, con efectos similares al anterior, pero que se basa en tres principios: succión pulsante por masaje de rodillo en espiral, energía óptica de los infrarrojos y la radiofrecuencia.

Los centros de estética Carmen Navarro (www.carmennavarro.com) emplean y además ofrecen complementarios como drenajes linfáticos. Otro centro especializado en adelgazamiento es el Kiara Kare (Juan Bravo, 51) donde ofrecen servicios de asesoramiento en nutrición y masajes, entre otras cosas.

Pero si uno no necesita adelgazar, pero este año se ha propuesto reducir los niveles de colesterol o, simplemente, comer mejor y ahorrar dinero (es decir, cocinar en casa, pasar de los platos precocinados y dejar de gastarse un pastón en comidas y cenas fuera de casa) una solución posible está en acudir a un centro donde nos den nociones básicas de dietética y además, si puede ser, nos enseñen a cocinar mejor. En el Ecocentro (calle de Esquilache, 2 y 4) ofrecen a sus clientes charlas sobre estos temas y sobre cocina vegetariana, macrobiótica o maneras de cocinar más sanas, que se pueden emplear a rajatabla o para combinar con una alimentación que no sea exclusivamente vegetariana.

Y si ya, para rematar los buenos propósitos, en un acto más psicológico/metafórico que físico, uno decide que quiere cambiar de imagen (como si de esta manera lograse transformar de vida). Lo ideal es ir a alguna de estas peluquerías donde los cambios radicales son lo habitual y en las que las extensiones, los dred locks o los rapados parciales no son un problema. Una de ellas es Juan Por Dios! (www.juanpordios.com), aunque hay otras, casi todas por la zona de Chueca y Malasaña, que ayudan a cumplir ese objetivo. También están Lapeluquería (www.lapeluqueria.com) o la más reciente Cari para Ambos, (calle de San Lorenzo, 3).

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