JACOBO GARCIA. Especial para EL MUNDO
MANAGUA.-
La gran masa sandinista llevaba tres horas esperando la aparición del nuevo presidente y aplaudió a rabiar cuando Daniel Ortega puso un pie en la Plaza Juan Pablo II de Managua. Y el aplauso fue éxtasis cuando el que hizo aparición en el escenario fue Hugo Chávez, presidente de Venezuela, enfundado en su guayabera roja y con la espada de Simón Bolívar en la mano.
A pesar de ser el causante de la espera, decenas de miles de banderas rojinegras se alzaron entonces al viento y surgieron los fuegos artificiales sin que todavía se hubiera pronunciado una palabra. Ambos comandantes, puño en alto, entonaron el viejo himno sandinista: «De pie, cantad, que vamos a triunfar. Avanzan ya banderas de unidad. Y tú vendrás marchando junto a mí. El pueblo unido jamás será vencido», repitieron más de 100.000 personas.
Junto a los dos mandatarios, aunque en un plano más discreto, estaban el presidente boliviano, Evo Morales, y uno de los vicepresidentes cubanos, José Ramón Machado, en el que supuso el primer acto público de Ortega tras recibir la banda que lo convertía oficialmente en presidente del país centroamericano.
El ex guerrillero había caminado entre la mesura y la ambigüedad desde su victoria electoral del pasado 5 de noviembre. Pero ayer, de los 16 mandatarios presentes en el acto, eligió a Chávez como acompañante.
Ortega anunció su incorporación al ALBA (Alternativa Bolivariana de las Américas), el acuerdo de libre comercio suscrito hasta el momento por Venezuela, Cuba y Bolivia. Nicaragua sumaba un nuevo tratado comercial al que ya tiene firmado con EEUU (NAFTA), que mantendrá.
El abrazo de bienvenida de Chávez fue en promesas a su «amigo y compañero comandante»: la construcción de una refinería para que Nicaragua «se olvide de problemas de combustible», plantas generadoras de electricidad que solucionen la crisis energética -Ortega llegó a proclamar en el mitin que «la electricidad pasó a una empresa española [Unión Fenosa] y hay más apagones que nunca. Pero la factura nunca falla»-, la instalación del Banco del Sur en Nicaragua y la posibilidad de construir un gasoducto que atraviese Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica y Nicaragua.
El líder venezolano añadió la financiación de proyectos alfabetizadores, la construcción de hospitales y la graduación de médicos nicaragüenses en Cuba. Además, apoyará una planta de aluminios para Managua y ayudará a «convertir a Nicaragua en una potencia agroindustrial».
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