El segundo episodio de corte del suministro ruso por una discusión con un país de tránsito (el año pasado fue Ucrania) ha dado aún más argumentos para el distanciamiento con el Gobierno de Vladimir Putin, con quien los europeos ni siquiera han renovado el acuerdo de cooperación que expira este año en medio de un conflicto sobre Derechos Humanos, vetos comerciales y cerrazón de los mercados rusos.

Incluso Alemania, presidente de turno de la UE y primer cliente y aliado de Moscú, advirtió ayer que no dudará en retirar su ayuda humanitaria o romper sus relaciones comerciales si el Kremlin sigue dando sustos. «Somos donantes de Bielorrusia y de Rusia», recordó en rueda de prensa el secretario de Economía alemán, Joachim Wuermeling, tras la reunión del Grupo de Aprovisionamiento Petrolero, convocada ante la emergencia si continuaba el apagón.

«Hemos dado a la gente la idea de que no tenemos mecanismos de defensa y estamos a merced de los suministradores, pero ahora debemos dejar claro que somos no sólo socios comerciales, sino también proveedores de divisas para Rusia y Bielorrusia y que se nos debe una consideración», dijo.

La Unión repite que no dudará en «defenderse» y que Rusia está poniendo en peligro las exportaciones hacia su principal cliente, Europa Occidental. La codependencia de los dos bloques ha ido sólo en aumento en los últimos años (y, si nada cambia, lo hará aún más para Alemania, que construye un oleoducto con Rusia en el Báltico). Según los últimos datos disponibles de 2004 y 2005, el 29% del gas, el 26% del petróleo y el 8% del carbón utilizados como fuente de energía en la UE de Veintisiete vienen de Rusia, además del 27% del uranio enriquecido, la base para la producción de energía nuclear, de los Veinticinco.

El comisario de Energía, Andris Piebalgs, matizó que la UE no está hablando de «represalias» contra el Gobierno ruso, pero insistió en que su comportamiento es intolerable: «Estamos pagando por estos recursos energéticos y nunca pagamos tarde, por lo que tenemos derecho a que nunca se interrumpa nuestro suministro», subrayó.

Acuerdos más amplios

De momento, la UE sólo ha mandado una misiva a los Gobiernos ruso y bielorruso de protesta para pedir que garanticen el suministro en el futuro independientemente de sus problemas internos, pero ya mira hacia otras posibilidades para diversificar sus fuentes de energía, tanto dentro como fuera de sus fronteras. Según el documento sobre la política común energética presentado el miércoles por la Comisión Europea, en los próximos tres años la UE debe firmar nuevos acuerdos más amplios con Moldavia, Ucrania, Turquía y Argelia. Además, por primera vez, insiste en las rutas del Magreb, las que más le interesan a España, y en desarrollar relaciones con países de tránsito como Libia. La política exterior común también pasa por Asia Central, con «diálogo y relaciones más profundas» con Azerbaiyán, Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán, la nueva prioridad de la UE para superar su obsesión con los gasoductos rusos.

«La mayor represalia para Rusia ha sido autoinfligida por su falta de credibilidad como un suministrador fiable», comentó, también en Bruselas, Claude Mandil, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía y quien prevé denuncias de las compañías eléctricas afectadas por la interrupción en el oleoducto que lleva carburante a Alemania, Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia, entre otros. Aunque, según Mandil, el corte no supuso una «amenaza seria porque el mercado está bien aprovisionado», la UE ya ha aprendido «la lección» de que una disputa entre el Kremlin y un tercer país puede dejarla sin suministro ruso en cualquier momento.

En el caso de que la interrupción afecte al gas, como el año pasado por la guerra de precios con Ucrania, el riesgo es todavía mayor para los clientes europeos, ya que las reservas son prácticamente inexistentes por la dificultad de almacenamiento y la poca inversión europea en gas licuado, fácilmente transportable, y la salida a la dependencia de los gasoductos y de los poco fiables vendedores del combustible que pasa por ellos.