MONICA FOKKELMAN. Especial para EL MUNDO
VIENA.-
El nuevo canciller socialdemócrata, Alfred Gusenbauer (SPÖ), y su segundo del Partido Popular austriaco (ÖVP), Wilhelm Molterer, prestaron ayer juramento ante el presidente, Heinz Fischer, estrenando una gran coalición que tradicionalmente cuenta con gran aceptación entre la mayoría del electorado austriaco.
Sin embargo, no faltaron las protestas por parte de unos 2.000 estudiantes que se manifestaron en contra del SPÖ por no haber cumplido su promesa electoral de suprimir las tasas universitarias.
Gusenbauer empieza una difícil trayectoria política, tras ganar al ÖVP por los pelos el pasado 1 de octubre, debido a las enormes críticas que ha cosechado en el seno de su propio partido. El pacto de gobierno cerrado por Gusenbauer con los democristianos del ÖVP devuelve la cancillería a los socialdemócratas, pero ha permitido a los populares, perdedores de los comicios por unos 40.000 votos, aglutinar las carteras más importantes.
Exteriores, Finanzas , Economía y Trabajo e Interior son algunos de los ministerios que seguirán en manos del ÖVP y, por primera vez en la historia de las grandes coaliciones de este país, el SPÖ se queda sin su ansiada cartera de Finanzas. «Bruno Kreisky se debe estar retorciendo de dolor en su tumba», dijo esta semana un legendario líder socialista por los resultados tan nefastos que Gusenbauer ha negociado en su pacto de gobierno.
El artífice de este sorprendente acuerdo que favorece claramente al ÖVP ha sido Wolfgang Schüssel, el ya ex canciller que se retira del gobierno y se refugia de momento en el Parlamento Federal como jefe del grupo parlamentario de su partido.
Schüssel ha sabido compensar el varapalo inesperado de las pasadas elecciones barriendo para dentro durante los tres meses de negociación con el SPÖ, al que sólo parecía importar la reconquista de la cancillería (jefatura de Gobierno).
Otra de las promesas incumplidas con la que empieza la nueva legislatura de Gusenbauer es la que preveía la anulación de la compra de los aviones de combate que en su día decidió adquirir el anterior gobierno de Schüssel. Esta compra cosechó en su día tantas críticas en el seno del SPÖ que Gusenbauer la convirtió en un importante pilar de su campaña electoral, asegurando que anularía el pedido, cosa que no ha ocurrido. Y no sólo eso, sino que además, ya ha sido pagado parcialmente esta semana con la bendición del SPÖ.
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