DAVID JIMÉNEZ. Corresponsal en Asia
Semanas de disturbios, manifestaciones y enfrentamientos entre diferentes facciones políticas llevaron ayer al Gobierno de Bangladesh a decretar el Estado de Emergencia. La medida extraordinaria se produce después de que al menos 30 personas murieran en las calles en los últimos meses de crisis política.
El Gobierno provisional del país ha ordenado el despliegue del Ejército para «mantener el orden» y hacer viable la celebración de los comicios, previstos inicialmente para el 22 de este mes y aplazados ayer por el presidente Iajuddin Ahmed, quien dio a entender que las elecciones generales quedan pospuestas en espera de un consenso entre los dos grandes bloques políticos. Previamente, Ahmed había anunciado su renuncia al puesto de jefe del Gobierno interino que ocupaba desde hace casi tres meses, añadiendo que se formará un nuevo Ejecutivo provisional «en uno o dos días», informa Efe.
La Liga Awami, la alianza encabezada por la ex primera ministra Sheikh Hasina ya había anunciado su voluntad de boicotear la cita electoral. El principal rival de la Liga, el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), estaba en cambio a favor de mantener la convocatoria. Miles de seguidores de las dos formaciones se enfrentaron entre ellos y con la policía en las calles de la capital, Dhaka.
El presidente se dirigió anoche a los bangladesíes para pedir calma y anunciar la imposición del toque de queda en un intento de recobrar el control de las calles, tomadas por los seguidores de la ex primera ministra. Todos los derechos constitucionales han sido revocados hasta que la situación vuelva a la normalidad.
El país vive paralizado debido a las huelgas y bloqueos organizados por el partido de Hasina, que consideraba que las elecciones del 22 de enero estaban amañadas de antemano. Su alianza de 14 partidos pedía un retraso de la convocatoria para dar tiempo a que se lleven a cabo «reformas que permitan unos comicios justos», incluidas una revisión del censo y cambios entre los miembros de la Comisión Electoral. Ambas demandas fueron rechazadas por el Gobierno interino.
Bangladesh ha vivido el asesinato de dos presidentes, 19 intentos de golpe de Estado y constantes revueltas políticas desde su independencia de Pakistán, en 1971. Al actual caos político se ha sumado la actividad de grupos islámicos radicales que han llevado a cabo atentados en diferentes puntos del país.
La violencia en las calles llevó a la UE a anunciar ayer su decisión de retirar a sus observadores del país y suspender su misión para supervisar los comicios, que ahora no tienen fecha. La comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, dijo estar «muy preocupada» por el deterioro de la situación y añadió que no se cumplían los requisitos mínimos para celebrar unas elecciones. «Es esencial que las partes del proceso electoral cooperen para acordar unas condiciones aceptables para que puedan celebrarse unos comicioss democráticos», señaló.
La ONU, por su parte, cree que la situación ha puesto en peligro la legitimidad del proceso electoral. La organización ha emitido un comunicado en el que llama a todas las partes a evitar el uso de la violencia y pide al Ejército que respete escrupulosamente los Derechos Humanos a la hora de mantener el orden.
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