David Ervine, fallecido a la edad de 54 años tras sufrir un ataque cardíaco, fue líder del Partido Unionista del Progreso (PUP) y miembro de la Asamblea de Irlanda del Norte. Supo ganarse el respeto generalizado de todo el mundo tras dejar atrás su violento pasado lealista y dedicarse a trabajar como muñidor de la paz.
La carrera política de Ervine comenzó aquel viernes sangriento de julio de 1972, cuando el IRA colocó 11 bombas a lo largo y ancho de Belfast, que estallaron sin ningún aviso previo, acabando con la vida de nueve personas e hiriendo a otras 139 más. Ervine, quien contaba entonces con 19 años, conocía a uno de los fallecidos en el atentado: un joven de su misma edad que vivía a tres calles de la suya, en la zona protestante lealista del este de Belfast, donde ambos habían crecido.
Respirando rabia por todos sus poros ante aquel último horror perpetrado por el IRA, el apasionado Ervine se unió a las Fuerzas Voluntarias del Ulster (UVF, según sus siglas en inglés) para colaborar con ellos en la devolución del golpe. Dos años más tarde, el 2 de noviembre de 1974, un coche patrulla de la policía rodeaba a un coche robado en Hollywood Road y Ervine, que era el conductor del mismo, confesó que llevaban una bomba a bordo. Tras ser rodeado por la cintura con unas ataduras especiales, Ervine fue obligado a desactivar personalmente la bomba, de 4,5 libras de peso (unos dos kilos), ayudado por un robot de desactivación del Ejército. En mayo de 1975, fue condenado a una pena de 11 años de prisión, por la posesión de un artefacto explosivo con intención de utilizarlo.
La cárcel le causó un efecto muy profundo en Ervine, que maduró enormemente durante su encierro. Bajo la tutela del veterano lealista Gusty Spence -condenado a cadena perpetua por cometer un asesinato sectario en 1966-, retomó la educación escolar que había abandonado a los 14 años, tras haber tenido un serio enfrentamiento con los profesores de la escuela secundaria de Orangefield.
Adquirió el nivel de graduado y, después, comenzó a estudiar Arte y Ciencias Sociales, estudios que completaría tras su puesta en libertad de la prisión de Maze en 1980. Fue en la universidad donde fijó sus principales puntos de vista sobre la futilidad del terrorismo de fundamentación política y donde comenzó a alimentar tanto sus instintos de pacificador como sus ambiciones políticas.
Poco a poco, se fue labrando un papel destacado como activista político lealista y portavoz del PUP, que había emergido como aparato político del movimiento terrorista UVF. Cuando se decretó el alto el fuego por parte de los lealistas, al que él había ayudado a que se produjera, conspicuo fumador de la pipa de la paz, emergió con enorme fuerza como influyente abogado defensor de un lealismo constructivo y pacífico.
Fue elegido, muy pronto, miembro del Fórum de Irlanda del Norte y, en 1997, logró hacerse con un escaño en el Ayuntamiento de Belfast. Para entonces, y como miembro que era del equipo negociador del PUP, se vio absolutamente inmerso en las negociaciones entre los miembros de la comunidad y el Gobierno, que acabarían con el Acuerdo de Viernes Santo de 1998.
Tras el referéndum celebrado en toda Irlanda que daría su respaldo a dicho acuerdo, Ervine consiguió un escaño en la Asamblea de Stormont, en la que llevó a cabo una importante campaña a favor de que se implementaran en su totalidad los términos del acuerdo. En el año 2002, Ervine se convirtió en líder de su partido, pero últimamente se había visto relegado a desempeñar un papel más secundario después de que el juego político se viera copado por el Sinn Fein y por los Unionistas Democráticos del reverendo Ian Paisley.
Durante una reciente intervención en la Asamblea, Ervine rompió relaciones con los unionistas por la oposición de estos a las nuevas regulaciones que declaraban ilegal la discriminación basada en la orientación sexual. Él solía decir: «La igualdad, o es para todos o no lo es para nadie».
David Ervine, líder unionista de Irlanda del Norte, nació en 1953 y falleció en Belfast el 8 de enero de 2007.