Convergència i Unió (CiU) ha emprendido, desde que quedó fuera del Govern tras las elecciones autonómicas del pasado 1 de noviembre, un profundo proceso de reflexión interna. En el camino, algunos veteranos miembros han expresado su incomodidad con la estrategia de Artur Mas y, sobre todo, con algunos de sus compañeros de viaje más cercanos, como quien fue el director de la última campaña convergente, David Madí.
Altos dirigentes de Convergència Democràtica (CDC) señalaron ayer a este diario a dos vicesecretarios -el de Militancia, Antoni Vives, y el de Economía, Antoni Fernández Teixidó- como impulsores de una falsa corriente interna. Las mismas fuentes se mostraron preocupadas por los objetivos reales de ese movimiento, que ayer se plasmó con una filtración a La Vanguardia en la que se hablaba de «crisis interna» en CiU.
Estos altos cargos insisten en que todo lo que se dijo es falso: las decisiones se toman en los órganos de dirección del partido y la federación, y no en las reuniones del «núcleo duro de Mas» -que forman Madí, Quico Homs, Oriol Pujol Ferrusola, Felip Puig, Lluís Corominas, Josep Rull y Germà Gordó-; no es cierto que se esté planteando un Congreso Extraordinario antes de las elecciones generales previstas para 2008; el alcalde de Sant Cugat, Lluís Recoder, no es una «alternativa de futuro» al liderazgo de Mas y, de hecho, «rechazó estar en la Ejecutiva» de CDC.
Sí podría tener opciones en caso de una tercera derrota ante el tripartito en 2010 Oriol Pujol, pero es algo que aún no se plantea en el partido por la distancia temporal que existe. Las fuentes consultadas no dan importancia, en todo caso, a la «salida de tono» que atribuyen a Teixidó y Vives, y lo achacan, de momento, a un descontento puntual con la estrategia de la federación.
Mas sí admitió ayer que «es posible que, a nivel particular, haya alguna persona que se sienta un poco incómoda con la situación», aunque subrayó que «se ha magnificado» esa discrepancia. En un tono conciliador, el líder de CiU animó a los suyos a tener una «mentalidad abierta» para «funcionar mejor», y afirmó que Convergència «no sólo es un partido muy sólido, sino que, además, será un gran partido de referencia al lado de Unió para la Cataluña del futuro».
Mas aseguró que «no hay ninguna discrepancia», que su partido «no tiene ninguna dirección paralela» y que «no hay crisis interna», y recordó que durante la reunión del Comité Ejecutivo del pasado lunes los presentes entendieron la importancia de que Convergència «haga un gran papel» de oposición en Cataluña, porque el proyecto a largo plazo del tripartito «obliga a ello».
Otro de los aludidos en la información de ayer, Xavier Trias, también desmintió que se sienta «apartado» de la dirección de CDC. El candidato de CiU a la alcaldía de Barcelona explicó que mantiene una «relación constante» tanto con Mas como con Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat. «Asisto de manera regular a las sesiones de la Permanente, que son periódicas, prácticamente semanales, donde doy mi opinión sin problemas y donde todo el mundo se escucha», abundó Trias.
No terció en la polémica el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, en cuyo partido también se percibe cierta incomodidad con algunos movimientos de Mas y su entorno. Ayer dijo que «lo importante» es que «nadie cuestiona a Mas» en Convergència.